La realidad detrás de la elección

MARIANA GUZMÁN | Coaching y programadora neurolingüística

Hace unas semanas se celebraron las elecciones en México tanto para la presidencia como representantes políticos, también viví un cambio de gobierno por elección semanas antes en España. Estos eventos me hicieron reflexionar acerca de lo que en realidad existe detrás de la elección como acto y de elegir como verbo.

La idea o creencia acerca de que podemos “elegir” nos es muy atractiva y deseada como indicador de que somos capaces de ejercer nuestra voluntad manifestando con libertad nuestros deseos sobre de algo, una de las realidades es que la elección va a estar condicionada por las opciones sobre las cuales se decide.

Otra de las realidades es que desde pequeños al nacer existen muchos factores que nos determinan como el sexo, geografía, cultura, clima, idioma, la formación institucional, la educación de casa, alimentación, entre muchos otros, que no decidimos y que alguien más lo hace por nosotros formando en nuestra mente una comprensión del mundo, de la vida y de nosotros mismos específica.

Esta visión particular de cómo interpretamos nuestras experiencias son un conjunto de estructuras de pensamiento que forman lo que llamamos en PNL (Programación Neurolingüística) “programas” que han sido alimentados con todo lo que nos fueron desde temprana edad regalando y que adoptamos como propios.

A medida de que nos cuestionemos dichos programas y comprendamos de dónde vienen descubriremos los valores y creencias que queramos tener y esto es un camino hacia el porqué de nuestros actos y de nuestras decisiones.

Los gobiernos, los padres de familia, las instituciones formativas, los medios de comunicación masiva, generadores de información y de opinión nos ofrecen sus estructuras e ideologías que adoptamos y aceptamos en ocasiones sin dudar o inconscientemente.

Por lo tanto, los valores y creencias con los que practicamos la elección son condicionantes, así como las opciones sobre las que decidimos están condicionadas ya que están sujetas a sus propias realidades.

Para detectar el nivel de libertad en el ejercicio de la volición (voluntad) sería interesante considerar algunos de los siguientes aspectos entre muchos otros que cada uno pueda reflexionar para que cada vez que se elija o decida algo sea cada vez más consciente y libre.

1. ¿Cuál es mi necesidad real y específica de éste momento y qué me lleva a elegir?
2. ¿Cuánta información objetiva tengo acerca de la(s) opción(es)?
3. ¿Qué supongo o espero que suceda si elijo esto o aquello?
4. ¿Qué tan reales son las consecuencias de mi elección, es decir, cuánta probabilidad real existe de que suceda lo que pienso después de que elija?
5. Del 1 al 5 (1 para menos y 5 para más) ¿Cuánta satisfacción frente a lo que pienso, necesito o deseo me ofrece cada una de las opciones?
6. ¿Cuáles serían las áreas de oportunidad o cambios que haría en cada propuesta u opción? ¿depende de mi?
7. ¿Qué tan afines son los valores que tal propuesta u opción tiene frente a los propios?
8. ¿Qué comunico a los demás con mi elección?
9. ¿Qué sucedería si decido no elegir, he considerado que la no elección también es una elección?
10. ¿Cómo afecta a los demás mi decisión?

La satisfacción que podemos encontrar detrás de cada una de nuestras elecciones  será indudablemente mayor si contamos con información objetiva y descubrimos los valores que promueve cada opción.

Desde que despertamos tomamos un sin fin de decisiones que pueden hacer nuestros días  más gratificantes si las hacemos conscientes, invito a descubrirlas rompiendo la rutina y la inercia, cuestionándonos el origen y finalidad de cada una, viviendo plenamente en consciencia el AQUÍ Y EL AHORA.

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