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Cómo asimilar la muerte por suicidio de un familiar o paciente

Por el 21/02/2018
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La muerte es un acontecimiento que siempre irrumpe en la vida familiar de una manera sorpresiva. El suicidio es la forma de fallecimiento que más impacta en el entorno de la persona fallecida, pero también conlleva un gran impacto emocional en los profesionales de la Psicología cuando fallece un paciente al que han estado tratando. La probabilidad de que un profesional de la salud mental sea testigo de la pérdida de un paciente por suicidio a lo largo de toda su carrera profesional es bastante alta y es de más del 20% en el caso de los psicólogos y psicólogas.

El suicidio es un tema que afecta a cualquier persona, pero más aun en aquellas que tienen como oficio evitarlos, pero lo cierto es que no siempre se les puede ayudar u ocurren circunstancias inesperadas con las que no se contaba durante el transcurso del tratamiento.

Estas reflexiones han sido puestas sobre la mesa por el psicólogo clínico, Andoni Anseán, presidente de la Sociedad Española de Suicidiología; Andrea Goñi, psicóloga clínica y directora del Hospital de Día Psicogeriátrico de la Red de Salud Mental de Navarra; y Ana Gonzalo, psicóloga clínica de Amabi, con motivo de un debate sobre el suicidio que protagonizarán en Bilbao este sábado 24 de febrero y que ha sido organizado por la Comisión de Psicología Clínica del Colegio de Psicología de Bizkaia.

SUICIDIO DESDE LA PSICOLOGÍA

Ana Gonzalo, que abordará cómo impacta el suicidio a los profesionales de la salud mental, explica que, “otras áreas de la Medicina están más enfrentadas a la muerte, pero los profesionales de la Psicología, lo llevamos muchas veces como sensación de fracaso personal y laboral. Se considera como uno de los mayores impactos de la carrera de un terapeuta”.

“Los psicólogos tenemos que saber enfrentarnos a que un paciente se pueda suicidar con el impacto que puede llevar a nivel profesional. La gente se piensa que por ser psicólogos, tenemos que manejarnos bien en estas situaciones, y en muchos casos no es así”. Por ello aboga por formación específica. Se nos educa a mejorar la vida del paciente pero no se nos enseña que a veces en ese proceso el paciente puede decidir suicidarse” y “tenemos que asumir como parte de trabajo que esto puede pasar. Es posible que aun habiendo el proceso de atención  al paciente, decida acabar con su vida. Es una realidad muy dura de aceptar para alguien cuyo trabajo es impedirlo”, afirma

SUICIDIO DESDE LA FAMILIA Y EL ENTORNO

El duelo por la muerte de un suicidio “es diferente y está estigmatizado. Es totalmente diferente al duelo por una muerte inesperada o incluso de una muerte violenta”, señala Adriana Goñi. “Es una devastación social y emocional para las personas más allegadas. Se van a tener que trabajar y expresar las emociones y se ha de saber que este camino del duelo es un camino largo.

Se trabajan cinco preguntas: ¿Por qué me has hecho esto?, ¿yo podía haberlo evitado?, ¿qué pensarán a partir de ahora los demás de mí?, ¿está maldita mi familia?, ¿qué sentido le voy a dar a mi vida a partir de ahora?”, destaca. En un 60% de las familias el duelo no se complica y lo integran en una reconstrucción y organización de su vida. El sistema sanitario debería ofertar siempre apoyo profesional a las familias ante un duelo por suicidio.

PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

El psicólogo Andoni Anseán, destaca que la gran mayoría de las CCAA “no poseen plan o estrategia de prevención del suicidio (a excepción de Cataluña, Galicia y C. Valenciana) y que en muchas de ellas ni siquiera se realizan acciones preventivas. Lo que sí parece haber en el País Vasco es una especial sensibilidad hacia este problema de salud pública y Osakidetza lleva varios años formando a sus profesionales de emergencias, atención primaria y salud mental en este tema. Destaca también que Navarra cuenta con un protocolo de colaboración interinstitucional de prevención y actuación ante conductas suicidas”.

“Hace poco también se ha creado la Asociación Vasca de Suicidología y la primera asociación vasca de supervivientes a la muerte por suicidio de un ser querido. Además, por lo que sabemos, en el Consejo Vasco de Salud Mental, se está planteando la elaboración de este plan, por lo que las expectativas al respecto en el País Vasco no pueden ser más favorables”, indica.

No se puede generalizar sobre las señales de alerta, ya que cada persona se expresa y comporta de distinta manera, pero una característica común suele ser que la persona se muestra diferente a lo habitual. “Hay situaciones de alerta sobre su vida y futuro que pueden alertarnos como: cansancio vital, insatisfacción, frustración o fracaso, dolor, soledad, manifestaciones de despedida, sobre su muerte o suicidio, de tener la forma para resolverlo todo, de dejar de sufrir, de agradecimiento, cambios de humor, aislamiento social, autocrítica”, concluye.

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