¿Depresión o tristeza?

MARIANA GUZMÁN | Pedagoga con Máster en Programación Neurolingüística y Coaching 

Alguien comentaba “Que tristeza y depresión me genera esta época del año… ¡odio las  navidades!”. Sin juzgar fui más a fondo y pensé en la importancia que tiene diferenciar entre lo que es tristeza y depresión.

La tristeza es una emoción como el miedo, la alegría, la ira, el rechazo que provocan una reacción del cuerpo inmediata y que son el resultado de una sensación o de alguna  experiencia real o imaginaria. La depresión no es tan elegida, es un trastorno de la salud que involucra cambios en los niveles de los neurotransmisores que se encuentran en el cerebro y que va incapacitando a quien la padece a desarrollar su vida como antes lo hacía.

La tristeza es una emoción que puede aparecer por lapsos pero no es duradera como la depresión. La tristeza no imposibilita el hacer ciertas actividades, que puedes decidir realizarlas o no mientras se vive la emoción, con la depresión la abulia o apatía se presenta en todo sin  discriminar y eso llega a manifestarse con que la persona realmente no se levante de la cama por días y que pierda todo interés por estar con quienes le gustaba o realice lo que le generaba placer, la voluntad no es suficiente.

La tristeza puede producir pérdida de apetito o no, pero no es constante, en la depresión el cambio de peso en el transcurso de un mes al menos de un 5% (en aumento o pérdida) es drástico e involuntario.

Existen otras señales para identificar la depresión y diferenciarla de la tristeza, el estudio es muy amplio y lo que pretendo aquí es  plasmar ciertas pautas que en ambos casos (en el primero acompañado de medicamentos adecuados y terapias) podrán ser  muy útiles de acuerdo a la PNL (Programación Neurolingüística).

Recordemos que la mente está llena de programas, de creencias, valores, emociones, pensamientos, conocimientos y que nosotros podemos elegir el contenido de esos programas. Nuestras acciones generan pensamientos y nuestros pensamientos generan acciones, es una relación directa, ante esto:

1. Identificar qué pensamiento es el que más frecuentemente se presenta en nuestra mente y que nos genera la tristeza, una vez identificado tratar de escribirlo o hablarlo con alguien descubriendo si podemos resignificarlo o darle un nuevo sentido.
2. Hacer un cambio en nuestra rutina diaria o en nuestra dieta, ir por otro camino al trabajo, cambiar algún mueble de sitio, agregar algo diferente que nos guste a nuestras comidas, inscribirnos a alguna clase de pintura, música, baile… algo que nos genere un nuevo interés.
3. Retomar la comunicación y convivencia con amigos y familiares ya son redes de apoyo muy importantes.
4. Hacer ejercicio o por lo menos salir a caminar 30 minutos, tres veces a la semana.
5. Enfocar nuestra mente en las personas y en las cosas buenas que nos suceden y rodean, generar pensamientos acerca de lo que sí tenemos no de lo que hubiéramos querido tener, hubiéramos querido decir, hubiéramos aprovechado, el presente es lo único que tenemos y que es real.

La actividad  física, el sueño reparador y  la buena alimentación mejoran la calidad de los neurotransmisores encargados de regular el estrés, el aprendizaje, la memoria, la concentración, etc…dando también herramientas para evitar la depresión y controlar la tristeza.

Si quieres  saber  más  acerca  de cómo aprender a construir herramientas que ayuden a controlar la tristeza o cualquier otra emoción contáctame.

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