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Descálzate al llegar a casa

Por el 23/09/2015

cuidado pies invierno

Termina el verano y toca cambiar el vestuario. Atrás quedan los biquinis, los pareos, los sombreros de playa y las chancletas y damos la bienvenida a la ropa que nos abriga un poco más. Y con este cambio hay una parte del cuerpo que se resiente especialmente: Los pies.

La explicación es sencilla “durante la temporada estival usamos un calzado que no estabiliza el pie y el gasto energético de la musculatura es mayor porque en muchas ocasiones el pie es el encargado de sujetar el zapato y no al revés. Esto genera sobrecargas y distintas lesiones, que después se verán reflejadas al retomar el calzado de invierno”, explican desde el Colegio Oficial de Podólogos de Euskadi.

Por ello, debemos cuidarlos y la mejor manera es tener en cuenta el calzado y, “ser conscientes de la morfología de nuestro pie, y vestirlos en base a ésta”, explican. La anchura y la largura son factores importantes para que no se padezcan presiones laterales ni engarramientos de los dedos, ya que, “si el calzado no respeta la largura del pie, los dedos se engarran para caber dentro del mismo. Esta postura forzada aumenta la fricción en el dorso de los dedos y produce un hiperapoyo de los pulpejos de los dedos, que puede lesionar las uñas, dando lugar a hematomas o engrosamientos de las mismas”, añaden los podólogos.

Además, si se padece alguna patología como juanetes, dedos martillo, pies planos o similar, lo adecuado sería acudir al podólogo y ver si existe tratamiento ortopédico y/o quirúrgico a las alteraciones que se sufren.

Uno de los calzados que está muy de moda, y que a la vez es muy útil cuando se vive en zonas lluviosas son las katiuskas. Este calzado de goma permite que los pies no se mojen por la lluvia, pero sin embargo, tal y como explica la experta, “será el propio sudor del pie el que lo moje”. Por ello, recomiendan usarlas sólo, “en días de lluvia, y si podemos cambiarlas con un calzado con membrana impermeable incorporado, pues mucho mejor”.

Ante los problemas que pueda ocasionar el continuo uso de calzado cerrado, los podólogos proponen, “descalzarse al llegar a casa, siempre y cuando caminemos por una superficie limpia y no tengamos alteraciones estructurales que necesiten estabilizarse con tratamientos ortopédicos o similares”.

Pero no es sólo el calzado lo que preocupa en invierno, ya que uno de los principales problemas que podemos tener es que, en muchas ocasiones, los pies se quedan fríos, la razón: “el frío produce una vasoconstricción de los capilares, es decir, los pequeños vasos por los que fluye la sangre se cierran. En los pies encontramos muchas de estas terminaciones, y al ser la parte más alejada del corazón, el aporte de sangre no se realiza con la misma fluidez que a otras partes del cuerpo. Y si añadimos problemas vasculares añadidos, la dificultad será mayor”.

Para evitar este frío, es aconsejable el uso de prendas que mantengan el calor, como calcetines de lana o algodón, en vez de las de nylon. También se recomiendan los calzados con membranas, “que impermeabilicen los mismos y los mantienen secos”.

Los expertos en podología recuerda que, “hay que evitar, los cambios drásticos de temperatura, es decir, si tenemos los pies helados, no hay que ponerlos encima de un brasero o calefacción; esto puede provocar la aparición de «sabañones». Es mejor que vayan adquiriendo temperatura poco a poco, por ejemplo metiéndolos en agua templada primero y tras el secado abrigarlos con calcetines de lana”, finaliza.

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