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El 3% de la población española sufrirá un episodio psicótico a lo largo de su vida

Por el 19/05/2015
psicosis

La esquizofrenia, y más concretamente los episodios psicóticos, tienen una relevante prevalencia en la sociedad. Al hilo de esa realidad, el tor Miquel Bernardo, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica pone de relieve que “alrededor del 3% de la población general sufre un episodio psicótico a lo largo de su vida. El primer episodio psicótico (PEP) suele ocurrir entre los 15 y los 30 años. En los varones, la edad de aparición suele ser más temprana. La aparición precoz se asocia con una mayor carga genética, un deterioro cognitivo grave y una peor evolución y pronóstico”.

El también director de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clínic de Barcelona, profesor de la Universidad de Barcelona y responsable del Área de Relaciones Institucionales, Comunicación y Difusión del Cibersam (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental) destaca que en el origen de los trastornos psicóticos “los factores genéticos y ambientales desempeñan un papel clave. Sin embargo, los estudios existentes no evalúan la contribución de la interacción entre los genes y el ambiente”.

La genética juega un papel importante en los trastornos psicóticos, “como lo demuestra la existencia de familias con varios individuos afectados o los estudios con gemelos monocigóticos. De hecho, la heredabilidad de la enfermedad se estima en torno al 80%, con mayor prevalencia de la patología cuanto mayor sea la carga genética compartida con el familiar afectado”.

Asimismo, en los pacientes con un diagnóstico de psicosis no afectiva reciente, “se han descrito un número considerable de anormalidades cardiovasculares y metabólicas, antes de iniciar tratamiento con medicación antipsicótica, lo que supone una esperanza de vida más corta. Entre estos hallazgos se encuentran una tolerancia anormal a la glucosa y diabetes, acortamiento de los telómeros e incremento de la presión del pulso, síndrome metabólico, aumento de la grasa visceral, algunos polimorfismos en el gen de la enzima conversiva de la angiotensina, una tasa superior de muerte súbita de origen cardiaco, así como una aceleración en los procesos de envejecimiento”.

Todo ello provoca que la evolución clínica después de un PEP “suele ser hacia un cuadro crónico y variable, y causa una gran pérdida en la calidad de vida de los pacientes y de sus familias, en la salud física y, además, supone un elevado coste para la sociedad, ya que, en Europa, representa el 11,2% de la carga mundial de las enfermedades cerebrales”.

A su vez,  el tor Miquel Bernardo, señala que “la remisión completa solo se produce en un tercio de los pacientes. Hasta un 80% de los pacientes sufre una recaída en los cinco años siguientes al PEP, con un riesgo importante de presentar, además, resistencia al tratamiento”.

Con respecto a los factores de riesgo ambientales que favorecen el desarrollo de psicosis, ha enumerado “el estrés prenatal, padres de edad avanzada, malnutrición, infecciones durante el embarazo, falta de oxígeno en el recién nacido después del parto, presencia de acontecimientos traumáticos, ser urbano, pobreza, pertenecer a un grupo étnico minoritario y el consumo de cannabis”.

En el caso del cannabis, el aumento del riesgo de psicosis se asocia con la exposición al mismo “antes de alcanzar la edad adulta, lo que sugiere una interacción con el desarrollo”.

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