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El 85% de las personas con úlceras por presión son mayores de 65 años

Por el 29/09/2015
úlceras por presión

Estas heridas son un problema que se puede evitar. El cuidador es una pieza clave en la prevención y su formación en este campo es esencial.

Tal y como informa Vanessa Rodríguez, enfermera de los centros de día Igurco Servicios Sociosanitarios, Grupo IMQ, “el 95% de las úlceras por presión son prevenibles”. Tal y como señala, “las UPP presentan una mortalidad asociada y unos problemas de salud importantes y conllevan una grave afectación en la calidad de vida de quien las padece. Se estima que entre 57.000 y 100.000 pacientes con UPP son atendidos diariamente en todo el Estado. De ellos, el 84,7% son mayores de 65 años”.

Según explica la enfermera, una úlcera por presión es una lesión en la piel y tejidos profundos con pérdida de sustancia cutánea. Se origina por una falta de aporte sanguíneo y nutrientes en las células de la piel, producida por una presión prolongada, una fricción entre dos planos duros —uno perteneciente al paciente y otro externo a él, como una silla, cama, etc.— o un pinzamiento vascular.

Frecuentemente, la presencia de UPP es un efecto de los diversos síndromes geriátricos (inmovilización, desnutrición, deshidratación, incontinencia urinaria y fecal, estreñimiento, infecciones, inmunodeficiencias) que están presentes en nuestros mayores.

Factores de riesgo

Además de las fuerzas de presión, fricción, y pinzamiento vascular que se producen en las distintas posiciones corporales (sentado, semi-incorporado o tumbado), existe una serie de factores de riesgo que influyen en el desarrollo de la úlcera. Entre éstos se pueden citar los síndromes geriátricos anteriormente mencionados; los cambios en la piel propios del envejecimiento; las enfermedades como la diabetes, la insuficiencia vascular periférica, problemas cardiacos, etc.; las alteraciones del estado de consciencia (por fármacos, confusión, o estado de coma); déficits sensoriales (pérdida de la sensibilidad térmica o de la sensación de dolor); y tratamientos con inmunosupresores (radioterapia, quimioterapia).

También son factores de riesgo los sondajes con fines diagnósticos o de tratamiento; la falta de higiene, arrugas en la ropa, y objetos que rozan la piel; la falta o mala utilización del material de prevención; la falta de formación, desmotivación o sobrecarga del cuidador; y la falta de un criterio unificado en la planificación de las curas, entre otros.

Localizaciones

Las úlceras por presión aparecen más frecuentemente en la parte baja de la columna vertebral (zona del sacro, 51%), seguida de los talones (20%), parte exterior del fémur, a la altura de la cadera (trocánter, 8%), en los glúteos (5%), etc.

En cuanto a su clasificación, se establecen cuatro grados. En el grado I, se observa una zona roja en la piel que no desaparece al eliminar la presión. En el grado II, aparecen ampollas y ya se observa una lesión en la piel. En el grado III, la piel pierde todo su grosor y aparece necrosis del tejido subcutáneo. Por último, en el grado IV la úlcera es extensa y afecta al músculo y al hueso.

La prevención es la clave del tratamiento

La enfermera de Igurco Servicios Sociosanitarios, Grupo IMQ, pone de manifiesto que la realización de una serie de actuaciones incluidas en el plan de cuidados de cada paciente hará que el riesgo de aparición de úlceras por presión disminuya. Algunas de estas medidas son:

  • Disminuya o elimine la presión. Realice cambios posturales cada dos o tres horas en personas encamadas. Eduque al mayor y al cuidador en los cambios de posición, alternando puntos de presión. Use dispositivos que reduzcan la presión (taloneras, cojines y colchones antiescaras, almohadas especiales, etc.).
  • Mantenga la piel limpia y seca. Haga un examen diario de la piel con el fin de detectar signos tempranos de lesión. Utilice ropa interior con tejidos naturales. No realice masajes sobre las prominencias óseas; sí son aconsejables los masajes que favorecen la circulación. Hidrate la piel cuantas veces sea preciso pero sin abusar de la cantidad de producto.
  • Cuide el entorno. Evite que las sábanas tengan arrugas y restos de comida, y que la ropa de cama que cubre a la persona ejerza presión excesiva sobre puntos de apoyo (puntas de dedos de los pies, etc.). No son aconsejables los colchones de muelles o lana.
  • Controle el estado general de la persona. Es importante que el mayor se nutra correctamente y que tenga un aporte de líquidos adecuado.
  • Preste atención a la incontinencia urinaria y fecal. Vigile las posibles enfermedades y haga un control farmacológico.
  • Vigile la aparición de úlceras por materiales o instrumentos sanitarios. Entre éstos se pueden citar la sonda vesical, sonda nasogástrica, férulas, mascarilla de oxígeno, etc.

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