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Fatiga pandémica: la pandemia silenciosa

Por el 28/04/2021

Luis-Herrera-Schwabe-Farma-IbericaLuis Herrera / Director Médico de Schwabe Farma Ibérica.

Hace más de un año que comenzó la pandemia mundial provocada por la COVID-19, en la que el mundo se paralizó por completo y entramos en el denominado “estado de alarma”, que nos ha obligado a recluirnos en casa muchos meses. Entonces no imaginábamos que esta situación iba a cambiar muchos hábitos de nuestra rutina diaria. De una forma casi precipitada tuvimos que aprender a trabajar desde casa, desplazar nuestra vida laboral a nuestro espacio familiar y personal, y conciliar trabajo, hijos, espacio personal y vida social en un único lugar, nuestros hogares.

Las consecuencias de esta situación tan atípica eran imprevisibles en aquel momento, pero ahora los datos son claros, el 60% de la población europea está sufriendo ya las consecuencias psicológicas de llevar tantos meses trabajando en casa. Solo en España, detectamos que el 40% de las personas presenta síntomas graves o moderados de depresión, estos síntomas pueden ser la falta de interés en actividades con las que antes se disfrutaba, tristeza, desesperanza o desmotivación en el ámbito laboral, según un estudio elaborado por el Consejo General de la Psicología de España y Sonae Sierra.

Todo esto se ve reflejado en nuestro trabajo diario. El estudio ‘COVID-19 Global Impact’, realizado por Cigna, muestra cómo la pandemia está aumentando el estrés laboral desde que comenzó el teletrabajo. El 74% de los empleados españoles afirman vivir inmersos en una cultura “always on”, es decir, siempre conectados al trabajo y a la oficina, aunque no estén presencialmente en ellas. Es un 10% más si lo comparamos con los resultados obtenidos por este mismo estudio a comienzos de año y un 7% por encima de los datos de abril.

El estrés es un mecanismo de defensa que nos prepara para enfrentarnos a una amenaza real, algo que en su esencia es beneficioso, cuando se mantiene en el tiempo acaba por producir efectos negativos en nuestro organismo. Algo similar ocurre con la ansiedad, en este caso, el concepto no hace referencia a una situación real, sino a la anticipación de esta circunstancia, pero igualmente nos prepara frente a una amenaza, de forma que siendo una reacción natural, cuando esta reacción es desproporcionada ante una situación que en otras personas no la desencadena, estaríamos ante una ansiedad patológica. Con la pandemia y el teletrabajo se han disparado las cifras de pacientes con estrés y ansiedad, lo que está provocando consecuencias negativas en la población, de hecho, la OMS ya ha catalogado esta patología con el nombre de “Fatiga Pandémica”.

Y es que, pese a que el teletrabajo ha traído consigo numerosas ventajas, también está acarreando numerosos problemas psicológicos, como muestran los datos. Los síntomas más comunes de esta “fatiga pandémica” son una mezcla de hartazgo, desesperanza y desilusión, que pueden llevar a situaciones de ansiedad mantenida  con síntomas como pensamientos recurrentes, dificultad para concentrarse, problemas de sueño o irritabilidad en ocasiones acompañados también de molestias físicas como dolores de cabeza o espalda, trastornos digestivos, palpitaciones, sensación de falta de aire… Todos estos síntomas se ven aumentados por el sentimiento de soledad que manifiestan los trabajadores, y es  que en muchos casos  hace ya más de un año que no mantienen relaciones personales con sus compañeros y tan solo se relacionan con sus dispositivos electrónicos, e incluso viven solos y no tienen relaciones familiares cercanas.

Ante esta situación tan anómala, lo lógico es sentirse inseguro, y cuando no se ve una forma de hacer planes a futuro, afloran la desesperanza y la impotencia. El teletrabajo en sí mismo no es problemático, a no ser que este sea impuesto, y no se sepa cuándo terminará, porque imposibilita planear la vida en general, y la indecisión, en este caso y en tantos ámbitos de la vida, termina por generar ansiedad, una pandemia silenciosa que está causando graves consecuencias y haciendo mella en la población mundial.

Ante el aumento descontrolado de la ansiedad en la población, se vuelve más necesario el diagnóstico precoz de esta patología para comenzar a tratarla de la forma más adecuada posible para disminuir el sufrimiento que produce en quien la padece. Es fundamental entender que esto no es un paréntesis en nuestra vida laboral, es un cambio que ha llegado para quedarse, y por tanto conviene evitar la nostalgia y la espera pasiva. Quizá lo mejor que podemos hacer es tomar las riendas de nuestras circunstancias actuales y ser capaces de salir adelante, porque la vida continua y los proyectos personales (estudiar un máster, hacer un curso, pensar en otras alternativas laborales) ayudan a continuar, no debemos aplazarlos sino entender una nueva forma de afrontarlos.

Además, es fundamental mantener una dieta sana y equilibrada, dormir bien y practicar deportes que nos ayuden a diluir tensiones. En el caso de que esta ansiedad que sentimos vaya descontroladamente a más y los síntomas se agraven, no debemos menospreciar esta enfermedad, tenemos que ponernos en manos de un especialista y recurrir a medicamentos que nos ayuden a superar la situación.

Ante los preocupantes datos sobre salud mental que estamos observando, se vuelve más importante que nunca prestar atención a los síntomas de esta pandemia silenciosa, la ansiedad, que día a día se apodera de la calidad de vida de muchos pacientes.

 

 

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