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Fumar acelera el desgaste de la piel

Por el 24/06/2016
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El tabaquismo y la radiación ultravioleta son factores que afectan al envejecimiento de la piel. De hecho, fumar durante 10 años seguidos acelera hasta 2 años y medio el desgaste de la piel. Por ello, en el caso de los fumadores, estar tumbados bajo el sol o realizar actividades al aire libre durante la época estival pueden empeorar considerablemente el aspecto de la piel.

Cada calada contiene alrededor de dos billones de radicales libres responsables del proceso continuo de oxidación y envejecimiento prematuro. Fumar provoca la disminución de la circulación sanguínea en todos los tejidos, influyendo negativamente en la elasticidad y aspecto de la piel, además de la aparición de marcas de expresión. Igualmente, las arrugas ganan en profundidad, la piel presenta una mayor sequedad, los poros se dilatan, aparecen quistes de millium, manchas en la dermis y la piel tiene una menor capacidad de recuperación ante quemaduras solares. Este envejecimiento de la piel se ve acelerado con la exposición al sol.

En este sentido la doctora Petra Vega, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética, señala que poca gente es consciente de los problemas estéticos que supone tanto el consumo de tabaco activo como el sufrimiento pasivo del humo del tabaco. La Organización Mundial de la Salud (OMS), considera el tabaquismo no cómo un hábito sino como una enfermedad y una de las principales causas de mortalidad, invalidez y muerte prematura evitable.

Son varios los estudios que muestran que una conversación de entre 2 y 5 minutos de duración con el facultativo incrementa las posibilidades de éxito en el proceso de cesación tabáquica. “Somos conscientes de los efectos que produce el tabaco en las personas, por ello creemos en el valor que tiene el profesional sanitario a la hora de ayudar al paciente a dejar de fumar”, afirma el doctor Juan Álvarez, director médico de Pfizer

Efectos físicos en el fumador

Los fumadores presentan efectos visibles como la pigmentación amarillenta alrededor de los dedos de las manos, el cabello quebradizo y desnaturalizado, envejecimiento prematuro y dientes amarillentos. En su rostro se pueden descubrir:

  • Arrugas marcadas, provocadas en gran medida por la contracción de los labios al fumar y el acto de entrecerrar los ojos para evitar el humo
  • Aspecto demacrado facial con prominencia de los huesos, concretamente en las mejillas, que aparecen profundamente surcadas y marcadas
  • Apariencia grisácea de la piel, con un tono del cutis más apagado de lo habitual, como consecuencia de la asfixia celular
  • Manchas color púrpura, producidas por la disminución en la absorción de las vitaminas A, B y C

El tabaco ocasiona además importantes trastornos en la cicatrización de las heridas.

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