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La esperanza y el miedo
Mariana Guzmán / Pedagoga con Máster en Programación Neurolingüística y Coaching y Terapeuta capacitado en LNT
Iniciando un año que parece la continuación del anterior sin tregua y lleno de sorpresas, el 2021 viene exigiendo que apliquemos lo que hemos interiorizado ya como parte de nuestra vida y terminemos por aceptar y practicar lo que aún no está aprendido.
La información acerca de la pandemia, nuevos brotes, economía, situación social, política, cultural mundial y regional se difunde en todos los medios de comunicación generando muchas emociones, pensamientos y sentimientos. Pero hoy quiero enfocarme en dos, LA ESPERANZA y EL MIEDO dentro de este entorno calificado como “V.U.C.A”.
Este término aparece en los años 90 en el seno del ejército Estadounidense, V.U.C.A. acrónimo de las palabras Volatility=volátil (V), Uncertatinty=Incierta (U), Complexity=Compleja (C) y Ambiguity=Ambigua o cambiante (A). V.U.C.A. define una situación incierta, cambiante, desconocida, en el que las personas nos sentimos vulnerables y no sabemos si tenemos las herramientas suficientes para salir victoriosos de ella, reta nuestros recursos, nuestra creatividad e iniciativa, hace que nos cuestionemos y llega a ser, si lo queremos, un terreno fértil para nuevos aprendizajes.
La teoría no siempre acompaña a la realidad y vemos que las instrucciones que hemos recibido como sociedad de cómo enfrentarla han sido a veces contradictorias, hemos obtenido resultados inconsistentes y fuera de tiempo y aplaudido los que han sido excelentes y prometedores.
En el aspecto individual es parecido, escucho en las sesiones cuestionamientos profundos en los que clientes y pacientes se replantean no sólo su situación personal, familiar, estado civil, relación laboral, futuro económico, relaciones sentimentales, alimentación o seguridad sino también la validez y posibilidad del cumplimiento de sus objetivos en este entorno.
Con base en sus respuestas y planteamientos comparto desde la Programación Neurolingüística lo que el MIEDO Y LA ESPERANZA pueden llegar a significar en un entorno V.U.C.A.
El MIEDO, una emoción natural que sirve para salvaguardar nuestra existencia de cualquier peligro,es clave e interesante. Clave porque en cuanto se identifica y acepta puede “domarse” e incentivar, (si lo necesitamos) un cambio, empoderando o limitando nuestra actuación. Interesante por los disfraces y manifestaciones como se presenta. Aparece cuando pensamos en el futuro, frente al desconocimiento, a no poder controlar, a la pérdida, al cambio, a no tener, a no pertenecer, a la soledad, a la falta de amor y de poder amar, está presente de tantas formas como personas.
La ESPERANZA entendida como la actitud de “esperar” unida a la creencia racional de que algo sucederá, volverá o cambiará en un futuro, está envuelta de expectativas que nos inspiran a seguir adelante porque en ella subyace la idea de que lo venidero será bueno, mejor y prometedor, nos alienta a seguir adelante y trabajar por aquello que creemos sucederá, aparece como antídoto al miedo y a otras emociones pero no siempre es efectivo, ni real y tampoco aplica para todas las situaciones ni personas.
En Programación Neurolingüística podemos identificar las Creencias y Valores que existen detrás del MIEDO y la ESPERANZA porque ambas finalmente generan una realidad subjetiva desde la que decidimos, vivimos, actuamos y existimos, realidad tan poderosa y funcional o tan limitante y no funcional como los pensamientos que la alimentaron.
Identifiquemos que ambas:
1. Requieren de nuestra energía proporcionada a través de pensamientos. ¿Qué tan funcional es alimentar ese miedo o esa esperanza? ¿Qué tan real y probable es que se cumpla eso que tememos o eso que esperamos?
2. Necesitan de tiempo y de ser pensadas con frecuencia.
¿Cuánto tiempo en un día invertimos en pensamientos que generan miedo o esperanza? ¿Cuánto tiempo hemos postergado una decisión o actuación por ese miedo? ¿Cuánto tiempo hemos actuado de la misma forma por el miedo o por la esperanza que nos impulsa? ¿Cuál será el límite del tiempo que nos planteamos para seguir viviendo con ese miedo o esperanza no funcional?
3. Generan actitudes que se proyectan en una postura y disposición a la actuación implicando al cuerpo y a nuestra mente frente a la situación y desembocan en acciones. ¿Qué conducta(s) estás teniendo por miedo a o esperando que? ¿Cuántas conductas descubres que tienes o has tenido en tu historia por haber sentido esperanza y cuántas por miedo?
La esperanza y el miedo se disfrazan y bailan solas o acompañadas en nuestro ser diariamente y en este baile han procreado conductas o hábitos nuevos, viejos, otros se han unido a la danza desde fuera y otros más que han sido heredados, la clave está en descubrir si su ritmo merece ser reforzado.
Cambiando nuestros pensamientos generamos nuevas conductas tan poderosas y funcionales como limitantes y poco funcionales. Pocas situaciones existen en las que no tengamos una segunda opción, nos es inherente la facultad de elegir o no elegir (que también es una decisión), por ello la esperanza y el miedo están sujetas al libre ejercicio de nuestra volición.
No se trata de generar pensamientos llenos de esperanza poco fundamentada e irreal que nos conlleve a una inminente decepción por generar expectativas y decretos que no se cumplen pese a muchos esfuerzos, tampoco se trata de anular los miedos porque algunos son útiles para salvaguardar nuestra existencia y ser precavidos o cautelosos, se trata de vivir y actuar con la esperanza y el miedo alineados en una realidad que respete los valores que hemos decidido tener como importantes en nuestra vida.
Vivir con esperanza y miedo, asumidos y conscientes de su función, para que con entorno VUCA o sin él, con pandemia o sin ella estemos satisfechos con nosotros mismos y nuestra presencia aporte y sume a los que nos rodean.
Esperanza y Miedo tienen su parte de luz y su parte obscura como los demás sentimientos humanos, depende del significado y el poder que les demos en nuestra existencia.
Más información puede contactarme: www.marianaguzman.net
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