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Los deportistas están más expuestos a sufrir una trombosis que una persona que no haga deporte

Por el 11/03/2016
Deporte-ETV

Nikola Karabatic, Jenifer Pareja y Pete Mickael. Tres deportistas de alto nivel de tres deportes diferentes que, aparentemente, no guardan ninguna relación, salvo si nos fijamos en su historial clínico: los tres han sufrido una trombosis que los ha alejado de los estadios y las piscinas  durante un tiempo. Al hilo de esta cuestión, un grupo de facultativos, entre los que se encuentra el doctor José Román Escudero, Director del Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y miembro del Capítulo Español de Flebología y Linfología (CEFyL) de la SEACV, han desarrollado una guía clínica para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad tromboembólica venosa en el deporte.

“Los deportistas no están más predispuestos que una persona que no haga deporte a sufrir este tipo de padecimientos”, no obstante, sí es cierto que “están más expuestos a  algunos factores no habituales en individuos no deportistas que pueden provocarlos”, aclara Escudero. En este sentido, la envergadura toma una especial relevancia, “el aumento de la masa muscular puede cerrar los espacios por los que pasan las venas”, lo que eleva las posibilidades de sufrir una trombosis venosa. No obstante, no es el único factor que multiplica ese riesgo: ejercicio violento, los viajes, las contusiones o las inmovilizaciones con un yeso debidas a una fractura también son elementos a tener en cuenta.

¿Más frecuentes en el baloncesto?

Durante la temporada 2014/2015 se dispararon todas las alarmas en la NBA debido a dos casos de trombosis venosa que apartaron a jugadores de la talla de Chris Bosch y Mirza Teletovic de las canchas del baloncesto, algo que puso el foco entre la relación del deporte de la canasta con la probabilidad de sufrir este tipo de trastornos. Para el doctor Escudero, “no está documentado que se dé más frecuentemente en jugadores de baloncesto”, pero “han existido varios casos mediáticos que han hecho que sí lo parezca”, concluye.

Precauciones para evitar sufrir una trombosis durante un viaje

Entre los factores mencionados anteriormente, el de los viajes tiene una especial relevancia. Es por ello que el documento señala también algunas precauciones que los profesionales deberían tomar en los desplazamientos para evitar caer en una lesión de este tipo. En los viajes cortos (menos de dos horas), recomiendan caminar al menos cinco minutos cada hora, si se viaja en tren o en avión, y parar cada hora si se va en autocar. Si el profesional no tiene más remedio que estar sentado, lo adecuado sería procurar activar la musculatura flexionando las rodillas, moviendo los pies o presionando los pies de forma progresiva contra el suelo. Además, habría que evitar a toda costa la ropa que comprime, elásticos fuertes y pliegues en las zonas de flexión. La hidratación también juega un papel fundamental en la prevención de problemas de este tipo.

En el caso de los viajes de más de dos horas de duración, además de las anteriores recomendaciones, es necesario caminar cada hora y flexionar tobillos y rodillas con frecuencia, además de elevar ocasionalmente las extremidades. En caso de existir riesgo de trombosis venosa, es recomendable usar medias de compresión y consultar con el médico la necesidad de tomar un anticoagulante.

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