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Los pacientes cuyos familiares se implican en su seguimiento se curan antes de las úlceras venosas

Por el 10/03/2016
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El aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados ha traído consigo también el incremento de algunas dolencias. Este es el caso de las úlceras venosas, que tienen una afectación de entre el 3 y el 5% de las personas mayores de 65 años.  A este respecto, tal y como desvela el doctor Josep Marinel·lo Roura, miembro del Capítulo Español de Flebología y Linfología (CEFyL) de la SEACV, “el ratio de curación de los pacientes está directamente relacionado con la implicación de la familia en el tratamiento de esta dolencia”.

Es tan importante la asistencia familiar que la Asociación Europea de Tratamiento de Heridas (EWMA, en inglés) y el Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) tenían como principal objetivo para el año 2015 implicar a las familias en el cuidado de las úlceras. Esta dolencia continua siendo un foco de preocupación por parte de los profesionales porque no se ha terminado de establecer un tratamiento completo desde el punto de vista asistencial, donde encajaría la asistencia familiar como uno de los pilares de la atención de estos enfermos.

 Otra de las principales circunstancias que hacen necesaria la ayuda familiar es el alto nivel de cronicidad que tienen estas lesiones en las personas que las padecen. Las úlceras que se tratan en España llevan abiertas de promedio unos 22 meses, y “un tercio de las que se curan reaparece durante el año”, alerta Marinel·lo.

De todas las úlceras que se dan en el país, entre un 40 y un 50% permanece activa por un periodo no inferior a seis meses. Un porcentaje similar supera el año de evolución, mientras que alrededor del 10% alcanza los cinco años. Según el doctor Marinel·lo, esto podría deberse a que estas dolencias están muy disgregadas en lo que a su tratamiento se refiere. “Lo fundamental es crear equipos multidisciplinares de enfermería y angiólogos para trabajar conjuntamente en la cicatrización de estas lesiones”, señala el experto. Conviene recordar que “una úlcera venosa no es más que una herida que se cronifica”, y en muchas ocasiones viene derivada de una insuficiencia venosa no tratada a tiempo. La mejor estrategia para hacer frente a la lesión está en la terapéutica de la compresión, ya sea mediante vendajes o medias de compresión.

Empeoran la calidad de vida

Hay tres aspectos fundamentales en los que este tipo de lesiones comporta diversas alteraciones en la calidad de vida de las personas que la sufren. La primera es el olor, que afecta a las facetas personales y de relación de la persona a la que frena en su actividad diaria porque tiene miedo a hacer el ridículo por el mal olor de las úlceras. Por otra parte se encuentra el dolor, que es muy crispante y a medida que avanzan los años se tolera con una mayor dificultad. Por último, se encontraría el vendaje, puesto que las curas se deben renovar en un periodo no superior a las 48 horas. Cada cura comporta un dolor intenso para el paciente que se trata de evitar con elementos como caramelos con un compuesto de mórficos que en la mayoría de las ocasiones no funcionan.

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