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El psiquiatra palestino Mahmud Sehwail advierte que “aquellos que han sido torturados pueden convertirse en torturadores»

Por el 19/05/2015
tortura

El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) se asocia  a multitud de hechos traumáticos de diversa índole tales como catástrofes naturales (terremotos, tsunamis, huracanes, incendios, erupciones volcánicas, inundaciones, etc.); accidentes y enfermedades (caídas, golpes, ahogamientos, atragantamientos; accidentes automovilísticos, aéreos, ferroviarios o navales, muertes violentas de algún familiar, etc.) y tragedias provocadas por la mano del hombre (guerras, atentados terroristas, asesinatos, agresiones físicas violentas, tortura, secuestro, diversas formas de abuso sexual o distintas formas de maltrato psicológico o emocional como el acoso laboral y escolar). La prevalencia del TEPT tiene una relación directa con el grado de exposición a eventos estresantes traumáticos como los anteriormente descritos. Las personas pertenecientes a los grupos afectados pueden presentar TEPT en porcentajes de, al menos, un 15%.

Al hilo de esta realidad habla Mahmud Sehwail miembro del Treatment & Rehabilitation Center For Victims Of Torture, fundador y director del Centro de Tratamiento y Rehabilitación para Víctimas de la Tortura (TRC) de Ramallah (Cisjordania, Palestina), quien asegura que “más del 40% de los hombres palestinos ha sido detenidos al menos una vez, y el 70% de los niños presencia violencia o la padece. El daño psicológico sufrido por la población palestina es muy grande. Es una población traumatizada en masa”

El experto subraya que “el objetivo de tortura no es matar el cuerpo sino matar el espíritu, extender el miedo en la persona, en la familia y en la comunidad entera y cambiar el carácter y el comportamiento de la sociedad”.

El profesor Sehwail entiende que “la tortura y otras formas de abusos, los castigos severos y el trato inhumano están considerados las peores y más feas violaciones de los Derechos Humanos. Debido a la severidad y la profundidad de los daños sobre las víctimas, el objetivo de tortura no es matar el cuerpo sino matar el espíritu, extender el miedo en la persona, en la familia y en la comunidad entera y cambiar el carácter y el comportamiento de la sociedad, algo que afecta el crecimiento de familia, el bienestar y la cohesión de sus miembros.

¿Existe el riesgo de que la figura del torturador se contagie a sus víctimas…? El profesor Sehwail subraya que, “desde luego, algunos de los que fueron torturados podrían torturar a otros en la comunidad. Sirva como ejemplo el caso de los israelíes que fueron torturados y perseguidos por los nazis. Ellos también se hicieron perseguidores”. Recuerda el especialista que los niños palestinos tienen armas de juguete. “Imagino que los niños —que juegan en calles empapeladas con las fotos de mártires— crecen rodeados de odio, en un ambiente propicio para que se conviertan en personas muy agresivas, tal vez en hombres y mujeres dispuestos a inmolarse. Yo he conocido a las familias de suicidas”, dice Mahmud Sehwail, “y en muchos casos no hay motivo religioso ni político. La frustración y la desesperación son las verdaderas causas de algunos de esos suicidios”.

Deduce el experto que “las prácticas severas de tortura, violencia y abusos humanos afectan a la salud mental y pueden provocar una traumatización en masa. En no pocas ocasiones provoca desórdenes psiquiátricos, principalmente TEPT y depresión y, desde luego, aumenta el suicidio y homicidios. Conseguir arreglar estos déficits no es una preocupación local sino que debe ser una responsabilidad internacional”.

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