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Las patologías más frecuentes en verano se pueden evitar

Por el 17/08/2016
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Las altas temperaturas que tienen lugar durante el verano pueden suponer problemas para la salud, especialmente en niños, ancianos y en personas con enfermedades crónicas. Durante las olas de calor y los periodos de temperaturas altas pueden desarrollarse diferentes patologías relacionadas de forma directa con el calor, tales como erupciones cutáneas, calambres y síncopes por calor, así como los temidos golpes de calor.

«La temperatura corporal debe ser de unos 37º, el cuerpo tiene mecanismos para regularla pero cuando el clima alcanza temperaturas extremas el sistema termorregulador es incapaz de eliminar el exceso de calor. Esto ocurre especialmente en personas mayores «, explica la Dra. Alba Ramírez, especialista del Servicio de Medicina Interna del Hospital Vithas Xanit Internacional.

Desde el Servicio de Medicina Interna de Vithas Xanit advierten de la importancia de detectar y prevenir los denominados golpes de calor, que es la patología más grave de todas las que se producen relacionadas con el calor y que puede llegar a dañar diferentes órganos, ocasionando incluso la muerte.

Los síntomas que caracterizan al golpe de calor son muy variados y normalmente cuando aparecen el paciente está en estado grave. Puede aparecer taquicardia, cambios en la tensión arterial, respiración rápida pero débil, etc. Ante estos síntomas es importante actuar rápido, ya que la supervivencia de la persona afectada es mayor cuanto antes reconozcamos que se trata de un golpe de calor y consigamos el enfriamiento corporal, que puede hacerse llevando a la persona a una zona fresca, humedeciendo su piel y, sobre todo, avisando de forma inmediata a un dispositivo médico.

Además del golpe de calor, que afecta principalmente a mayores de 65 años y que suele producirse en las primeras 24-48 horas de una ola de calor, existen otras patologías derivadas del calor más frecuentes como las erupciones cutáneas, que suelen aparecer en cuello y zonas de pliegues como detrás de las rodillas, los codos o debajo del pecho como consecuencia de la excesiva sudoración y que producen enrojecimiento y picores. Ducharse regularmente, secar bien la piel y evitar el uso de ropa húmeda y ajustada puede ayudarnos a prevenirlas.

Cuando nuestro organismo sufre una pérdida excesiva de sales por la sudoración pueden producirse también los denominados calambres por calor, que producen espasmos y dolores musculares. Para evitarlos hay que reponer las pérdidas por sudor tomando bebidas isotónicas y descansar en un lugar fresco estirando el músculo afectado si aparecen las molestias.

Otras patologías frecuentes derivadas del calor son los síncopes por calor, derivados de una disminución de la llegada de sangre al cerebro, lo que provoca dolor de cabeza, náuseas, mareos, debilidad, visión borrosa y, a veces, desvanecimiento. Se debe tener especial cuidado también con la deshidratación del organismo, especialmente importante en niños menores de un año y en ancianos o personas dependientes.

Aunque estas patologías son frecuentes en los meses de calor también se tratan de patologías completamente prevenibles siguiendo algunas recomendaciones básicas, como evitar el ejercicio físico durante las horas de más calor, usar ropa y calzado adecuado para el calor, aumentar el consumo de fruta y verdura y evitar comidas copiosas. Es importante también mantenernos a la sombra en las horas de más calor y realizar baños y duchas con agua fresca frecuentemente.

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