Cómo manejar el vacío generado por el confinamiento

La declaración del Estado de Alarma por la pandemia de coronavirus ha obligado a la sociedad española a afrontar una situación desconocida de encierro y confinamiento en la que las relaciones y las actividades sociales van a verse reducidas a su mínima expresión. Un escenario que no todos los ciudadanos van a estar capacitados para afrontar de la misma manera.

“Tan solo unos días de después de comenzar a experimentar la ausencia de libertad para circular por las calles quizás ya se nos haya pasado por la cabeza una cuestión: ¿qué hacer con nuestro tiempo? Estamos comenzando a darnos cuenta de que nuestro tiempo lo teníamos más que embargado tanto dentro de casa como fuera, en la calle”, asegura Irene Poza, vocal de la junta directiva de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG). Para Poza, quienes llenaban sus vidas de tareas con la intención de no sentir y de no afrontar sus problemas, seguirán haciéndolo sin necesidad de poner un pie fuera de su hogar: “Es una metáfora sanadora cómo estamos combatiendo al virus mediante la quietud de quedarnos en casa pero, sin embargo, continuamos frenéticos para no acercarnos a nuestro interior”.

Para la experta, el aprendizaje de la capacidad de darnos cuenta que promueve la Gestalt nos descubre muchos aspectos de nosotros mismos: ¿de qué o quién huyo?, ¿qué y para qué me trago ciertas situaciones emocionales?, ¿Qué ideas tengo sobre mí mismo y cómo me pueden estar limitando? ¿Desde dónde creo mis vínculos? En ese sentido, la portavoz de la AETG sostiene que el confinamiento será beneficioso en la medida en que cambiemos la dirección de nuestra mirada, que teníamos enfocando hacía el exterior, redireccionando el foco hacía nosotros mismos: “Ahí están todas las respuestas sobre cómo satisfacer nuestras auténticas necesidades. Y lo mejor de todo es que esta oportunidad la tenemos siempre, con coronavirus o sin él, lo que convierte el asunto en una cuestión de actitud y decisión personal”.

Qué puede aportar la Terapia Gestalt en estos días de confinamiento

La propia palabra Gestalt significa que el todo es más que la suma de sus partes. Aplicado al ser humano, podríamos decir que éste no se puede comprender a sí mismo sin ser conocedor de sus pensamientos, sus emociones y su cuerpo, y sin mantener una coherente integración entre todas estas facetas.

“La Gestalt tiene una mirada hacia la persona como un organismo completo”, señala la experta, que aconseja que igual que en estos días de confinamiento vamos a disponer de tiempo para poner en orden cuestiones atrasadas (domésticas, formativas o laborales), seamos también capaces de sacar tiempo para ordenar nuestro mundo interior, comprometernos con comenzar un camino de desarrollo personal y darnos espacio para convertirnos en observadores de nosotros mismos. “La terapia Gestalt propone a la ciudadanía que en estos días amplíe su conciencia de lo que siente, lo que piensa, cómo lo vive en su cuerpo; y evalúe la sintonía del conjunto de ello en todo tu ser. Desde ahí pueden encontrar el punto de inicio para su transformación”, explica.

Añade Irene Poza que los principios de la Terapia Gestalt pueden ayudar “sin duda alguna” en estos días de confinamiento a mejorar nuestro autoconocimiento e, incluso, a reconducir nuestras vidas. “En ocasiones, cuando sufrimos, las personas nos acercamos a la consulta de un profesional. Sin embargo, son muchas las personas que ante una leve mejoría abandonan el encuentro con ellas mismas que se consigue con la terapia, por lo que el asunto no queda bien resuelto. En momentos de crisis como el que nos toca vivir, este problema puede volver a manifestarse, del mismo modo en el que una lesión física que no curamos bien retorna ante un nuevo esfuerzo”, explica la experta.

Según la portavoz de la AETG, es alto el porcentaje de pacientes que tras acontecimientos como el coronavirus y el confinamiento que ha traído asociado deciden retomar la conexión con su proceso interno. “Todos estamos conectando con las prioridades personales que nos marcan las necesidades más primarias para nuestra existencia. Este virus también nos ha hecho sacar la amabilidad perdida, el gusto por cuidarnos y cuidar, revalorizar la importancia del afecto que circula en doble sentido y desde luego que nos necesitábamos cerca y acariciándonos”, sostiene Poza, que considera que las circunstancias extraordinarias que vivimos también están devolviendo un lugar prioritario a la atención y la preocupación por nuestros mayores como forma de devolver el desvelo que siempre tuvieron por nuestro cuidado. “Estos acontecimientos han generado un movimiento que nos invoca a hacernos presentes, una característica inseparable de la terapia Gestalt ya que sólo haciéndonos presentes podemos reconducir nuestras vidas y darles un significado”, añade.

En ese sentido, por último, Poza ofrece cuatro consejos y/o recomendaciones para manejar el vacío generado por el confinamiento y mejorar nuestro autoconocimiento:

1) Tomar conciencia del malestar que nos genera y poder expresarlo. Puede ser a través de la palabra, de la escritura, o de cualquier otra actividad artística, como tal vez el dibujo

2) Gestionar el tiempo que dedicamos a las diferentes actividades: trabajo, contacto social a través de las redes sociales, autocuidado y, desde luego, la cantidad y vías de información respecto al virus. No hay que olvidad que cada actividad que realizamos produce un estado emocional específico, por lo que es conveniente no cometer excesos con ninguna de ellas.

3) Una buena forma de conocerse es estar atentos también a las nuevas virtudes, habilidades y gustos que aparecen improvisadamente al estar en esta situación inesperada.

4) Recomendamos ocupar una parte del espacio y del tiempo que nos ofrece el confinamiento para redactar el manual de nuestros «debería» y nuestros «no debería». Se trata de poner en duda todo aquello que no tenga sentido para nosotros en la actualidad y que queramos cambiar tras esta crisis.

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