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Crónica de un ‘viaje’ desde la muerte a la vida

Por el 13/05/2016
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Esta es la crónica de un viaje, pero no de uno cualquiera. No se trata de una ruta geográfica; ni tampoco de una ensoñación de la imaginación.  Es el testimonio de una dramática experiencia personal con inesperado final de éxito. Así El viaje de Luis relata la experiencia del pequeño Luis de 12 años, desde el  accidente que estuvo a punto de costarle la vida al clavarse una navaja cerca del corazón de manera accidental, hasta su recuperación total e integración a la vida cotidiana en el colegio.

El libro puede leerse desde el corazón, pero también como una guía de rehabilitación neurológica de primera mano, tras sufrir Luis daño cerebral severo (DCA) como consecuencia de los 20 minutos de parada cardio respiratoria.

Los entresijos de este libro han sido presentados durante el Congreso de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) que se celebra en Málaga del 11 al 14 de mayo.

Las terapias y conocimientos científicos  descritos en el libro sirvieron para que Luis tuviera una “milagrosa” recuperación -nunca vista en palabras de los doctores que conocieron su caso de cerca-, que le permitió recuperar la vista en su totalidad –tras quedar ciego-, recuperar la plena movilidad –tras quedar semi paralizado- y también todas sus otras capacidades cognitivas, todo lo cual concluyó con la vuelta de Luis al colegio a los pocos meses de sufrir el accidente, superando así de manera casi milagrosa las terribles consecuencias del daño cerebral sufrido.

El libro además servirá también de guía a quienes procuren conservar su cerebro en buen estado, y deseen retrasar el envejecimiento intelectual, disminuyendo la probabilidad de sufrir padecimientos como el Alzheimer, ictus u otras dolencias.

«Mi hijo se murió en la cocina de casa tras un accidente doméstico. Los médicos decidieron trasladarlo a un hospital infantil con la esperanza de que su corazón volviera a latir», ha contado José Manuel Gil, padre del niño y autor del libro. «Tras reanimarle, el doctor me dijo que había estado 20 minutos sin oxígeno, una eternidad para el cerebro», ha añadido.

Los equipos sanitarios que atendieron a Luis consiguieron resucitarle, pero la parada cardiaca provocaría un daño cerebral severo y unas posibilidades de recuperación escasas. Con el paso de los días y con el niño en la UCI, el padre cuenta en el libro cómo toma las riendas de la rehabilitación de su hijo utilizando un método que denomina “Rehabilitación en 3 ejes”, apoyado en sus conocimientos sobre el cerebro y en el estudio que llevó a cabo en esos momentos para sacar adelante a su hijo.

El método de “Rehabilitación en 3 ejes”

Uno de los ejes o pilares de la rehabilitación neurológica de Luis consistió en el ejercicio físico vigoroso a diario. No en vano, diversos estudios realizados en los últimos 15 años demuestran que el ejercicio físico de cierta intensidad produce, además de las conocidas endorfinas, otros factores neurotróficos que fomentan el establecimiento de nuevas conexiones entre neuronas y el nacimiento de neuronas nuevas.

El cerebro genéricamente tiene la capacidad de readaptarse y recuperarse del daño producido en las neuronas a raíz de un accidente o lesión (neuroplasticidad). Ello es especialmente cierto en determinadas condiciones que potencian dicha recuperación.

De ahí se deduce que el segundo eje, el trabajo neurológico, consistiera en realizar a diario de manera continua tareas de reaprendizaje de las diversas capacidades cerebrales perdidas como consecuencia del daño cerebral. Gracias a ello se volvieron a establecer las conexiones neuronales perdidas. Ello es posible, no con las neuronas muertas, sino con otras neuronas que las sustituyen o con aquellas otras que, si bien han resultado dañadas en el accidente, no han muerto del todo.

El último pilar empleado por Jose Manuel fue uso de determinados compuestos, medicinas y suplementos, muchos de ellos naturales, que apoyan el funcionamiento del cerebro y su mejoría. Aunque Gil insiste en que “este pilar es probablemente el menos importante de los tres, también puede ayudar porque existen numerosos estudios que así lo avalan”.

Otras aplicaciones

Los principios utilizados por José Manuel Gil y su hijo Luis, según indica, “son aplicables a cualquier persona, pero no sólo a personas que hayan sufrido accidentes, lesiones o tengan enfermedades cerebrales, sino también a cualquier persona sana que desee mejorar sus capacidades cerebrales y retrasar el envejecimiento neuronal”.

No obstante, en el caso de un accidentado hay que tener en cuenta que no todos los accidentes cerebrales son iguales, no se producen del mismo modo, ni la gravedad ni las consecuencias son las mismas, por lo que “habrá que adaptar las terapias de rehabilitación, es decir, lo que se aplica de los 3 ejes, a las circunstancias particulares de cada persona”, concluye Gil.

En el caso del Alzheimer, una enfermedad multifactorial, uno de los factores es la genética, “pero también incluso en esta enfermedad, donde la componente genética es muy grande, se ha visto que la probabilidad de padecer la enfermedad se modifica con el modo de vida (alimentación, ejercicio físico y trabajo neurológico) que tiene cada persona”, explica el experto.

La música, un punto fuerte para la recuperación

La música jugó un gran papel en la recuperación de Luis, desde los primeros días, cuando su padre le cantaba o le ponía los cascos con música muy alta para estimular y excitar su cerebro y así despertarle del coma. Durante su recuperación también hacían música todos los días, gracias a la afición de padre e hijo al saxofón. “Hoy en día Luis toca mejor el saxofón de lo que lo hacía antes del accidente” declara su padre.

La música tiene un gran impacto en el cerebro, especialmente cuando hablamos de tocar un instrumento. Se trata de un ejercicio muy intensivo y eficaz para el cerebro, porque requiere la ejecución de múltiples tareas cognitivas a la vez y la comunicación sincronizada de las muchas áreas cerebrales implicadas, además pertenecientes a diferentes hemisferios”, explica Gil.

La intervención familiar, otro punto clave para la recuperación

Otro elemento esencial en la rehabilitación neurológica es la emoción, por el poder que tiene ésta de estimular al cerebro, asegura José Manuel Gil. Por ello, es importante que los familiares intervengan en el proceso de recuperación, primero porque la rehabilitación que le van a dar a un accidentado en un centro profesional siempre va a estar limitada (no van a poder darle 10 horas al día de rehabilitación por diferentes razones, económicas, de recursos, etc.). Y segundo porque el poder (la naturaleza afectiva) que tienen los familiares sobre el enfermo no lo tienen los especialistas, con los que, en todo caso, indudablemente siempre hay que contar como profesionales y expertos en la materia, recalca José Manuel.

“La solución pasa por complementar la intervención de los profesionales que saben en qué fases y cómo hay que rehabilitar al enfermo, con el trabajo complementario de los familiares en casa que le pueden aportar muchas más horas y mucha más rehabilitación al enfermo. O sea que la tarea del familiar es esencial y en muchos casos determinante”, concluye Gil.

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