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Diferencias de género en el trastorno por juego

Por el 05/01/2021

Nestor-SzermanDr. Nestor Szerman, jefe del Servicio de Salud Mental “Retiro” el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la Fundación de Patología Dual. Vicepresidente de la WADD

Dr. Francisco Ferre-Navarrete, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid

Dr. Pablo Vega. Médico, jefe Sección CAD Tetuán. Instituto de Adicciones de Madrid. Secretario de la Sociedad Española de Patología Dual

El trastorno por juego -que se presenta asociado a otros trastornos mentales, la patología dual- se caracteriza, a menudo, por diferencias de género y también de sexo en su prevalencia, sintomatología y respuesta al tratamiento. En el caso de trastornos mentales como los trastornos afectivos, por ejemplo, la prevalencia en la mujer es el doble que en el hombre.

La psiquiatría de precisión establece que la susceptibilidad a la depresión, al estrés, e incluso al trastorno autista, es diferente en hombres y mujeres. Se asocia con diferencias genéticas y circuitos cerebrales potencialmente relevantes para el estudio del dimorfismo sexual de muchos comportamientos humanos y también de los trastornos psiquiátricos, incluido el trastorno por juego.

Desde una perspectiva evolutiva, ambos sexos también experimentan necesidades emocionales diferentes. Hombres y mujeres muestran actitudes y habilidades distintas, experimentan emociones diversas en respuesta a estímulos ambientales, sociales, y también al estrés, a las enfermedades y a las enfermedades mentales. En lo que respecta al trastorno por juego, las mujeres que lo padecen suelen indicar que juegan debido a situaciones vitales estresantes o estados depresivos.

Los hombres en cambio no lo relacionan con cambios emocionales subjetivos. Además, se observan diferencias en el tipo de juego elegido, ya que los varones eligen juegos estratégicos u orientados a la acción y al riesgo al apostar dinero y las mujeres aunque apuestan dinero, por lo general, lo hacen en juegos de menor decisión personal, como bingos, ruletas en casinos etc.

Una de las explicaciones más aceptadas, que podrían ser la clave para explicar las observaciones de estas desigualdades emocionales y comportamentales de hombres y mujeres, se asocia al dimorfismo sexual del cerebro y también en consecuencia a las diferencias hormonales presentes entre unos y otros. Es evidente la existencia de factores medioambientales que impactan sobre este dimorfismo sexual y afectan de forma diferente a hombres y mujeres. En relación a los factores hormonales, un reciente estudio encontró que el juego se incrementa durante la fase de ovulación de la mujer y los test de progesterona validaron los auto-informes de mujeres que referían jugar más, y beber más alcohol, confirmando las hipótesis teóricas, desde la perspectiva evolutiva, de que las hormonas ováricas podrían jugar en el comportamiento de las mujeres con trastorno por juego. En el momento de la ovulación la mujer de forma no consciente aumenta su impulsividad para buscar pareja sexual y bebe más alcohol, durante esos días, por el efecto desinhibidor que este le genera, con la misma finalidad.

La mayoría de los estudios acuerdan que aproximadamente 2/3 de las personas que sufren trastorno por juego, son varones. Sin embargo, en los últimos años, ha comenzado a apreciarse un aumento de mujeres afectadas por este trastorno. Por ello, resulta apremiante el estudio de las diferencias existentes entre ambos sexos contextualizándolas en el marco de la patología dual y la psiquiatría de precisión. Esto permitirá profundizar en nuevas formas de tratamiento centradas en las particulares de cada sexo, manteniendo siempre el foco en el paciente como sujeto vulnerable.

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