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El golpe de calor desatendido conlleva riesgo de muerte

Por el 07/07/2016
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Desde la experiencia acumulada en su quehacer profesional, Luis Alciturri, director del Servicio de Urgencias de Umade, expone en este artículo una serie de recomendaciones en torno a los golpes de calor.

Una vieja ley médica lo expresa con rotundidad: el cuerpo enfermará si se expone a más calor del que puede aceptar. Las emergencias por la exposición al calor se pueden encontrar en cualquier época del año y en cualquier espacio: ciudad, campo o playa; tanto dentro como fuera de los edificios. Los rasgos de carácter más relevantes son la prevención y la previsión. El golpe de calor puede prevenirse ya que se conocen las causas y qué colectivos están más expuestos.

Por norma general, la temperatura corporal media ronda los 37º C y depende del equilibrio entre la generación y la pérdida de calor. Las personas más expuestas a las variaciones de esta temperatura son los niños, ancianos, enfermos, trabajadores de invernaderos, aquellas personas que trabajan en tejados, los agricultores etc. o personas con problemas de movilidad, junto a aquellas otras que ingieren ciertas medicaciones, drogas o alcohol. Por lo tanto, estos grupos sociales requieren una mayor vigilancia, habida cuenta su grado de exposición.

¿Cómo es posible la  previsión del golpe de calor…? Porque avisa.  Por norma general el golpe de calor es la tercera fase de un proceso que se inicia con calambres a los que sigue un agotamiento extremo, previo al fallo de todos los sistemas de regulación corporal, si no se pone remedio al proceso en las fases anteriores.

La identificación de los primeros síntomas y la aplicación de los cuidados apropiados a los que sufren estos problemas, ayudará a minimizar las lesiones y acelerará su recuperación. Por el contrario, el cuidado inadecuado o la falta del mismo pueden traer consecuencias graves e incluso la muerte.

La aparición de calambres, como ya está dicho, son la primera fase del proceso. Se trata de contracciones dolorosas e involuntarias, casi siempre en pantorrillas, muslos, músculos abdominales y hombros, que pueden ocurrir después de un vigoroso ejercicio; suelen afectar a jóvenes sanos y la deshidratación y la pérdida de sales por sudoración juegan un papel importante en su desarrollo, así como la hiperventilación.

Ocurre que numerosas personas piensan que el sudor refresca. Para que el sudor sea un mecanismo de refrigeración debe poder evaporarse del cuerpo y cuanto mayor sea la humedad ambiental, menor cantidad de calor podrá ser eliminada; con la edad además se pierde capacidad para sudar, lo que conlleva mayor riesgo. Aquellas personas que practican ejercicios intensos o que visten ropas pesadas e inadecuadas en ambientes húmedos y calurosos están particularmente expuestas.

Ante esta primera fase han de tomarse las siguientes iniciativas. Separar al paciente del ambiente caluroso, aflojándole la ropa e informándole de la actividad que ha estado realizando; relajar los músculos con calambres sentando o tumbando a la persona afectada; la reposición de líquidos por vía oral; informar a la persona afectada de que si reanuda la actividad y vuelve a sudar, los calambres pueden volver a repetirse y el traslado al hospital si tras la aplicación de estas medidas los calambres no disminuyen son las medidas más eficaces posibles.

El agotamiento por calor es, quizá, el más frecuente de los síndromes por exposición prolongada a altas temperaturas ambientales. Afecta a jóvenes o trabajadores tras ejercicio intenso, o ancianos con alteraciones del corazón. La piel generalmente se encuentra fría y húmeda y el rostro, de color gris. El paciente se encuentra abatido, débil, con náuseas y dolor de cabeza. Los signos vitales pueden ser normales, aunque el pulso es a menudo rápido. La temperatura corporal suele ser menor de 38º C.

Ante tales circunstancias convine apartar a la persona afectada del ambiente caluroso; liberarle de cualquier prenda que le oprima y tumbarle. Si el paciente está completamente consciente, ofrecerle abundante agua, nunca con sal.

El golpe de calor es el más serio de los problemas causados por este incremento de la temperatura; expresa fallo de la capacidad de regulación de la temperatura corporal y si no se trata adecuadamente puede llevar a la muerte. Los síntomas de agotamiento por calor explicados con anterioridad son el preámbulo de este golpe de calor que se reconoce porque la temperatura corporal supera los 40º C y aparecen alteraciones cerebrales (obnubilación, estupor, agitación, alucinaciones…), tras exposición a ambientes muy calurosos o tras ejercicio muy intenso con alta temperatura ambiental y/o humedad. Conviene recordar que el golpe de calor por ejercicio es la segunda causa de muerte en atletas.

El golpe de calor es una emergencia médica, por lo que cualquier testigo debe avisar de forma urgente al 112. El proceso de recuperación se inicia con el enfriamiento del paciente, mojándole continuamente la piel; si se le traslada en coche, conviene recordar que conducir con las ventanillas abiertas favorece la evaporación del calor. Un retraso de dos horas en la aplicación del tratamiento adecuado puede elevar la tasa de mortalidad hasta el 70 %.

Signos y síntomas de las emergencias por calor

  • Dolor de cabeza.
  • Respiraciones rápidas y profundas que se debilitan poco a poco.
  • Mareo y debilidad.
  • La piel se encuentra: de normal a fría, pálida y sudorosa o caliente, seca y sudorosa.
  • Pérdida del apetito.
  • Náuseas y/o vómitos.
  • Debilidad y agotamiento.
  • Agarrotamiento.
  • Calambres.
  • Alteración del estado mental.
  • Posible falta de respuesta a estímulos.
  • Inicialmente, pulso fuerte y más tarde, rápido y débil.

Cómo evitar el calor extremo

  • Evitar las horas de máximo calor para realizar ejercicio.
  • Utilizar ropa adecuada.
  • Ventilarse.
  • Tomar más líquidos de los habituales, antes de que aparezca la sed.

Cómo actuar ante un golpe de calor

  • Retírale de la fuente de calor.
  • Utiliza un abanico para bajar la temperatura.
  • Recuesta a la víctima.
  • Elévale los pies.
  • Aplícale compresas frías.
  • Haz que la víctima beba agua si está consciente y capacitado para beber.

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