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Expertos reclaman planes de contingencia mundiales para emergencias sanitarias

Por el 25/10/2022
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La Universidad de Deusto, en Bilbao, ha acogido el XVII Congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), que ha reunido a más de 150 periodistas y comunicadores especializados en salud del país. Tras la inauguración oficial, la primera mesa redonda tuvo como eje central los Retos ante las nuevas emergencias sanitarias, estando moderada por la periodista Graziella Almendral, presidenta de la ANIS.

En la mesa inaugural han participado como ponentes Helena Legido-Quigley, profesora asociada de Salud Global de la Universidad de Singapur y miembro del Panel Independiente de Preparación y Respuesta ante Pandemias de la Organización Mundial de la Salud (OMS); María Lecuona, jefa de servicio de Microbiología y Control de la Infección del Hospital Universitario de Canarias (HUC); Rafael Bengoa, codirector de SI-Health y exconsejero de Sanidad del Gobierno Vasco; Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS; y Naiara Arriola, profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Deusto.

En su intervención, López Acuña, actualmente profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, destacó que «la pandemia de covid-19 ha mostrado claramente que es necesario estar bien preparados para afrontar las emergencias sanitarias. Esto implica contar con planes de contingencia pormenorizados, mundiales, europeos, estatales, autonómicos y locales que definan escenarios y cursos de acción para responder a los distintos tipos de emergencias sanitarias. No solo para las epidemias y las pandemias, sino también para emergencias sanitarias asociadas a riesgos químicos, radiológicos, ambientales o bien otros tipos de riesgos biológicos no epidémicos». El especialista puso de relieve que, además de los planes de contingencia explícitos y detallados, «es preciso invertir a fin de tener a punto la capacidad de respuesta del sistema sanitario» ante situaciones como un incidente de gran escala, un desastre o una pandemia».

Esta preparación es clave porque, como añadió Legido-Quigley, «las amenazas de pandemias son inevitables. Los líderes mundiales ahora tienen una opción: prepararse para la próxima o arriesgarse a que se repita el desastre de los últimos dos años y medio. La inversión en preparación pandémica puede ser la diferencia entre una respuesta exitosa de salud pública y una catastrófica. Es esencial que los gobiernos inviertan en sistemas de salud más resilientes ahora, no cuando ocurra la próxima emergencia».

Uno de los problemas que tuvo la respuesta española ante la pandemia fue su encaje legal. Por eso, la profesora de Derecho Constitucional Arriola pidió «la regulación de los toques de queda, la necesidad de autorización judicial para imponer algunas medidas y la desigualdad que se ha podido generar de la diferente gestión que han llevado a cabo las comunidades autónomas en nuestro país».

Además, hay que resaltar que las próximas pandemias se enfrentarán a una situación cada vez más complicada, con el peligro creciente, como destacó Lecuona, de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), «No es un problema nuevo, pero en las dos últimas décadas se ha incrementado su incidencia, de forma que son más los mecanismos de resistencias que desarrollan las bacterias que las nuevas moléculas de antibióticos que se sintetizan para poder combatirlas». Este problema ha recibido el sobrenombre de “pandemia silenciosa”, y la OMS lo ha reconocido como una de las 10 principales amenazas para la salud pública a las que se enfrenta la humanidad en el siglo XXI.

Bengoa, por su parte, asumió las líneas generales de sus compañeros de mesa, pero fue un paso más allá y afirmó que ante la inacción de las administraciones estaba dispuesto a crear un grupo independiente de expertos que en un año tuviera listo el plan de preparación prepandémica. Incluso afirmó que dicho grupo debía ser financiado por el «sector económico», al que criticó por no haberse involucrado en ello ya, dado el efecto que las pandemias tienen sobre el conjunto de la sociedad y, por tanto, en el tejido empresarial y financiero.

El exconsejero de Salud del País Vasco puso como ejemplo de este desentendimiento por parte de las Administraciones Públicas que el debate se centre en la creación de una agencia estatal para esta crisis antes que en la elaboración de un plan que la incluiría, que debería ser, según dijo, el proceso lógico.

El papel de los comunicadores e informadores

En el congreso de comunicadores e informadores hubo varias alusiones al papel de estos. Legido Quigley comentó que reconoce que tiene mucho miedo cuando da una entrevista por si su mensaje sale deformado o exagerado; López Acuña contó que ha hecho más de 3.000 intervenciones en todo tipo de medios, pero que lo considera un trabajo «fundamental». Y Bengoa propuso crear una alianza entre el Gobierno y los medios de manera que hubiera una fuente única que evitara discusiones que confundieran a la población, como dijo que sucedió en Reino Unido, con profesionales sanitarios formando auténticos bandos. Algo que en España no ocurrió de una manera tan radical.

Mejor gobernanza

Acuña abundó en que los planes de contingencia, además de tener en cuenta lo ya señalado, «implican hacer acopio de insumos críticos esenciales y tener reservas estratégicas de los mismos, contar con los recursos humanos necesarios o con los planes para movilizarlos rápidamente, así como tener a punto la infraestructura sanitaria de atención ambulatoria, atención hospitalaria, vigilancia epidemiológica, servicios de laboratorio, servicios farmacéuticos y sistemas organizativos que se precisan para la acción; todo ello para tener capacidad anticipatoria, minimizar la improvisación y responder adecuadamente a las emergencias sanitarias».

E incidió en que «necesitamos una mejor gobernanza sanitaria nacional, europea y mundial que articule las respuestas del sector sanitario y las de otros sectores ante las emergencias de salud. Y dentro del ámbito sanitario precisamos de una buena articulación de los sistemas de salud pública y de los sistemas de atención sanitaria, que no pueden ir cada uno por su lado, que no pueden estar disociados y que no deben estar atomizados o balcanizados a consecuencia de una lógica autonómica que no se corresponde con la lógica de mandos unificados necesaria para enfrentar una emergencia sanitaria».

La caridad no funciona

Desde una perspectiva global, Legido-Quigley resaltó que «el modelo de caridad no ha funcionado durante la pandemia de covid, cuando el suministro de vacunas, dictado por las fuerzas del mercado, apenas ha llegado a los países de bajos ingresos. Tampoco funcionará para la próxima amenaza. Hacen falta reformas urgentes en el modelo de desarrollo de nuevas tecnologías y medicamentos». Y coincidió con López Acuña en que para prepararse en el ámbito nacional ante futuras pandemias son necesarios cambios y recomendaciones en tres pilares: «responder a las amenazas pandémicas emergentes, preparar y mantener sistemas de salud resistentes para la respuesta pandémica y transformar nuestras sociedades para construir enfoques entre distintos sectores, centrados en la confianza de la comunidad y en construir sociedades equitativas». La implementación temprana y decisiva de las medidas de salud pública, opinó, «dependen del buen funcionamiento de la infraestructura de salud pública». Sin embargo, las medidas de salud pública «por sí solas son insuficientes. Deben estar respaldadas por unos buenos sistemas de salud, una atención primaria con fondos y personal, una red de seguridad social y una cobertura de salud universal para garantizar la sostenibilidad programática». Y añadió que «también es de gran importancia que desarrollemos evaluaciones a nivel nacional para saber qué es lo que ha funcionado mal, qué ha funcionado bien y recomendaciones para la mejora. A su vez hay que desarrollar indicadores cuantitativos y cualitativos para hacer un monitoreo de nuestra preparación pandémica».

Una salud (One Health)

La especialista en Microbiología y Parasitología añadió otro aprendizaje a considerar: «Para combatir la resistencia antimicrobiana es necesario establecer un enfoque One Health es decir, considerar las soluciones no sólo desde el punto de vista de la optimización del uso de antibióticos en humanos, sino también en el mundo veterinario, así como estudiar el papel que podría jugar el medio ambiente en la transmisión de este tipo de bacterias. Además, para que los planes estratégicos y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos sean eficaces, se hace imprescindible una financiación suficiente de los mismos, que incluya el aumento de los recursos materiales y humanos asociados».

Regular las medidas preventivas

Por su parte, Naiara Arriola insistió en que la pandemia derivada del SARS-CoV-2 situó «nuestra democracia y, por extensión, nuestro ordenamiento jurídico ante un desafío que no estaba previsto en 1981, cuando se aprobó la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio». El análisis del marco constitucional y de la ley sanitaria vigente «puede permitirnos enunciar criterios de actuación para el futuro. Esta reflexión a futuro tratará de responder a la siguiente cuestión: ¿qué medidas preventivas se podrían adoptar para preservar la salud y la seguridad de la ciudadanía ante una emergencia sanitaria?». Arriola puso de relieve ante esta pregunta que «se trata de una cuestión no pacífica dentro de la doctrina». En este ámbito, abogó por un esfuerzo por parte del Poder Legislativo «que regule de una manera equilibrada y preventiva aspectos que se han mostrado como problemáticos para la gestión de la emergencia sanitaria derivada del SARS-CoV-2».

Análisis y debates multidisciplinares

Graziella Almendral, periodista de ciencia y salud orientada a formatos audiovisuales y presidenta de la ANIS, expuso en la mesa de expertos, como moderadora, que en el congreso de esta asociación «hemos querido tratar los retos ante las nuevas emergencias sanitarias desde un abordaje multidisciplinar, que incluye la ciencia y el periodismo de datos, la información sanitaria, disciplinas de ciencias de la salud, epidemiología, microbiología, análisis en sistemas de salud y respuestas a pandemias y la experiencia de los pacientes».

La periodista hizo hincapié en la necesidad de los debates: «necesitamos poder analizar qué realidad estamos construyendo en la lucha contra las emergencias sanitarias desde todos los frentes, con especialistas independientes que, como en este congreso, cuenten con un espacio abierto donde poder debatir y apuntar a soluciones y hojas de ruta».

 

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