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Exploradores alaveses descubren un importante centro ceremonial inca en los andes peruanos

Por el 20/10/2015
santuario inca

El hallazgo de un importante centro ceremonial inca en los andes peruanos, relacionado con el Reino incaico de Vilcabamba, demuestra la existencia del rito de la Capacocha, o sacrificios humanos en la zona alta del santuario, supone, según los expertos científicos, un revolucionario descubrimiento en la civilización inca. Los miembros de la Mars Gaming Expedition -así se denomina el grupo investigador- han localizado además otros supuestos yacimientos entre los que destaca una necrópolis inca con decenas de tumbas situadas en cuevas.

El hallazgo ha sido protagonizado por un equipo de científicos e investigadores dirigidos por el escritor y explorador Miguel Gutiérrez Garitano y por su hermano el fotógrafo Rafael. Ambos yacimientos estarían ubicados en el distrito de Vilcabamba, provincia de La Convención, departamento del Cusco; aproximadamente a 150 km en línea recta al noroeste de la ciudad del Cusco.

El proyecto, que se ha realizado bajo el paraguas y la colaboración de entidades como la empresa Mars Gaming, la Asociación Africanista Manuel Iradier, la Sociedad Geográfica Española, el Club Montisonense de Montaña y el Club de Montaña Bardulia), ha durado cuatro años en una intensa investigación dividida en tres fases bien diferenciadas: La primera, basada en un estudio de las fuentes del siglo XVI además de los reportes de los viajeros modernos hasta la actualidad; la prospección mediante técnicas de teledetección y la exploración de las áreas delimitadas.

La fase final del proyecto ha durado en torno a cuatro semanas y no estuvo exenta de dificultades, ya que, como asegura Miguel Gutiérrez “el fenómeno de El Niño, hizo adelantarse la época húmeda y hubo abundante lluvia durante el viaje. Hay que pensar que la expedición no bajó de los 3.900 metros, por lo que el agua y el frío hizo estragos entre los participantes; otro de los problemas detectado fue el de las aldeas de la denominada Zona Roja, que por decreto del Gobierno de Perú está en Estado de sitio por la presencia de la guerrilla de Sendero Luminoso y por la presencia de los narcotraficantes”

Puntualiza Miguel Gutiérrez Garitano que “las autoridades de uno de aquellos pueblos negaron el acceso a las cimas porque, según dijeron, había minas y guerrilleros y porque el ejército contaba con drones sobrevolándolas que podían confundirnos con senderistas y matarnos. En definitiva, que nos tuvimos que marchar sin poder completar el programa. Pensamos que era mejor gestionar los descubrimientos que ya habíamos realizado, cotejarlos y someterlos al escrutinio de expertos. Y después regresar en 2016 para completar el programa de exploración y tratar de llegar a aquellas supuestas estructuras que no hemos podido explorar”.

Un importante santuario de altura

El principal hallazgo facturado por el equipo de la Mars Gaming Expedition se sitúa en una montaña de casi 5000 metros de altura sobre el nivel del mar. Se trata de la más alta del entorno y está en el área occidental de las montañas de Vilcabamba. “La geóloga del equipo Rut Jiménez apreció mediante imágenes de satélite una serie de recintos rectangulares que podrían corresponderse con edificios -asegura Miguel Gutiérrez-; tras estudiar la formaciones a mí no me cupo duda de que se trataba de una típica estructura inca conformada por un edificio (de 22 metros de longitud) tipo kallanka, acompañado, al menos, de otros cinco edificios más pequeños situados en torno a una plaza o kancha. Se trataba de la clásica distribución adoptada por algunos centros ceremoniales”.

El trabajo sobre el terreno, esponsorizado, entre otros, por la empresa Mars Gaming, se llevó a cabo a mediados de septiembre de 2015 y se prolongó un mes. “Ascendimos hasta la cima y recorrimos los puntos más importantes que habíamos fijado mediante técnicas de detección a distancia (hemos descubierto así de 30 a 50 recintos). Pudimos fotografiar numerosos recintos rectangulares correspondientes a edificios probablemente dedicados al culto o asociados a él (como tambos o posadas destinadas al alojamiento de los participantes en los ritos), además de carreteras incas, escaleras y gradas, cuevas acondicionadas, huacas (reliquias en forma de piedra tallada) usnus (plataformas), y numerosas tumbas en la base de la montaña. Toda la montaña se organiza -zanja Íñigo Orue- Como un enorme yacimiento cuyo alcance no podemos conocer hasta que se haya llevado a cabo un trabajo arqueológico de mayores proporciones”.

Pruebas de sacrificios humanos

La importancia del yacimiento ha llevado al grupo de expertos a creer que en la montaña se llevaban a cabo rituales muy importantes y que se trataba de uno de los principales complejos sagrados del Reino Neoinca de Vilcabamba, aunque el lugar tal vez tuviera su origen en épocas anteriores; entre los ritos que se podían haber dado estaría el rito de los sacrificios humanos o Capacocha. “Normalmente este tipo de ritual -donde se sacrificaban preferiblemente aunque no únicamente doncellas vírgenes- se llevaba a cabo para prevenir hambrunas, o desastres naturales, en algunos festivales señalados o ante la muerte del Inca”, informa Miguel Gutiérrez. “Hemos encontrado indicios de que en esta montaña pudo darse el ritual de Capacocha, pues tenemos documentadas dos construcciones adosadas cercanas a la cima, que son idénticas a las aparecidas en el volcán Llullaillaco y que sirvieron supuestamente para preparar a los niños antes del último ritual del sacrificio; construcciones de planta rectangular que están a escasos metros de la cima (a 380 metros). Cerca existe una plataforma de rocas donde podrían estar enterrados estos niños sacrificados.

La experta en el mundo andino Carmen Martín Rubio, que es la primera estudiosa de estos temas en acceder al material e información de la expedición, cree que el “hallazgo corresponde a uno de los montes sagrados, llamados entre los incas Apus, y que en él se rendía culto al dios del agua, quien en perfecta conjunción con el dios Sol, el Inti, fertilizaba a la diosa Tierra, la Pachamama, madre de las mujeres y hombres andinos. La presencia de una plataforma en el pico de la montaña indica que, muy probablemente, en periodos de sequía se hayan hecho en ella ofrendas de niños y niñas, llamadas Capacocha, similares a las halladas en el volcán de Ampato en Arequipa y en el de Llullaillaco en Salta, o tal vez se hayan hecho para invocar la protección del Apu cuando los guerreros transitaban por los altos caminos construidos por el Tahuantinsuyo y se dirigían a lejanos territorios con el fin de anexionarlos a su poderoso Estado. El descubrimiento científico de este monte sagrado es muy importante porque, además de guardar tan profundos misterios, que sin duda deben ponerse al descubierto, las estructuras que encierra, desde su base, son solamente comparables a las encontradas en Llullaillaco».

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