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La estrategia de administración masiva de medicamentos de la OMS podría perjudicar al medio ambiente

Por el 21/04/2020
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Bajo el título Mass drug administration: time to consider drug pollution?, la prestigiosa revista The Lancet ha publicado una carta de Gorka Orive y Unax Lertxundi en la que consideran que los aspectos ecotoxicologicos no han sido tenidos suficientemente en cuenta hasta la fecha. “Pedimos precaución por la interconexión entre personas, medicamentos, animales, plantas y su entorno compartido cuando se administra masivamente un fármaco con el objetivo de lograr un óptimo resultado en la salud de ciertas poblaciones”.

La administración masiva de medicamentos es la estrategia recomendada por Organización Mundial de la Salud (OMS) para controlar/eliminar muchas enfermedades tropicales desatendidas, que causan consecuencias devastadoras en todo el mundo. Ese enfoque estratégico, que ha logrado beneficios incuestionables, consiste en tratar a todas las personas, infectadas o no, que viven en una determinada área geográfica aproximadamente al mismo tiempo. En 2017 (último año del que se tienen datos completos disponibles), más de 1.700 millones de tratamientos (principalmente albendazol, mebendazol, ivermectina, azitromicina, prazicuantel) fueron administrados a más de mil millones de individuos. Esa estrategia quimiopreventiva no se circunscribe solo a dichas enfermedades, sino que también se aplica a otras enfermedades importantes como la malaria falciparum.

La contaminación causada por productos farmacéuticos es una preocupación emergente, con evidencia bien documentada de riesgos para el medio ambiente e incluso para la salud humana. De acuerdo con un estudio reciente, la ivermectina, un medicamento para el que se han utilizado millones de dosis en programas para luchar contra la oncocercosis y la filariasis linfática, altera la diversidad del escarabajo del estiércol, las propiedades del suelo y el funcionamiento del ecosistema. Otro ejemplo es la azitromicina, un medicamento utilizado para combatir el tracoma, que ahora se incluye en la lista de vigilancia, recientemente actualizada, de sustancias a ser monitoreadas en aguas superficiales de la Unión Europea debido a los riesgos potenciales de generar bacterias resistentes a los medicamentos. Incluso, para otros medicamentos utilizados en esas campañas, como el prazicuantel, su potencial de riesgos ambientales es completamente desconocido.

En el escrito, ambos investigadores consideran la relevancia de los programas de medicación masiva, pero creen que los aspectos ecotoxicológicos de dichos programas, en los que miles o incluso millones de dosis se administran simultáneamente, hasta ahora no se han abordado adecuadamente. “No tenemos dudas de que estos aspectos de eco-farmacovigilancia deberán tenerse en cuenta en el futuro para no poner en peligro los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por las Naciones Unidas. En definitiva, pedimos precaución con la forma en que la interconexión entre personas, medicamentos, animales, plantas y su entorno compartido se establece cuando se trata de lograr un óptimo resultado para salud mediante ese tipo de acciones”.

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