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La Fisioterapia y el ejercicio terapéutico ayudan a paliar los síntomas del Alzheimer

Por el 21/09/2020
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El día 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad para la que todavía no existe un tratamiento curativo y eficaz. El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla – La Mancha (COFICAM) ha querido mostrar su apoyo al movimiento asociativo y reivindicar el papel de los fisioterapeutas en la mejora de la calidad de vida de los afectados a través del ejercicio terapéutico, disciplina propia del fisioterapeuta.

En España, un 4% de la población de entre 75 y 79 años está diagnosticada de Alzheimer, unas cifras que aumentan hasta el 34% en mayores de 85 años.

Tratamiento combinado con Fisioterapia

La enfermedad de Alzheimer (EA) es una causa de demencia, la principal, pero no la única. Aunque es cierto que todavía no existe un abordaje curativo y eficaz, los tratamientos actuales combinan la terapia farmacológica con la no farmacológica, como es la Fisioterapia, consiguiendo así ralentizar su evolución y dotando de mayor calidad de vida tanto al enfermo como a la familia y cuidadores.

El tratamiento fisioterápico debe ser revisado y adaptado periódicamente en cada fase de la enfermedad. “Desde el punto de vista terapéutico, la Fisioterapia tiene un papel imprescindible durante todo el proceso de evolución de la enfermedad. En las fases iniciales, en los cuales el paciente se encuentra más receptivo al ser menor la afectación, y así puede participar, dentro de las asociaciones de Alzheimer, en actividades individuales o en grupo de psicomotricidad, de coordinación estática y dinámica, siempre de manera lúdica apoyada en la música, baile, o en diversos juegos en los cuales consigan interactuar unos pacientes con otros”, afirman desde COFICAM.

Conforme va evolucionando, además de continuar con el trabajo que se realiza en las fases iniciales, se deben encaminar los esfuerzos a mantener la mayor autonomía en las AVD (actividades de la vida diaria) y en la independencia de la persona, que es, por otra parte, el objetivo fundamental desde el inicio de la enfermedad.

En estadios severos de la enfermedad se agudizan los signos neurológicos y se observa mayor rigidez, espasticidad e hiperreflexia. Las caídas y fracturas son frecuentes debido al trastorno de la marcha. Se acentúan los trastornos posturales y de la marcha y aumenta el nivel de dependencia. La labor del fisioterapeuta irá encaminada a evitar la aparición de rigideces articulares y alteraciones musculo esqueléticas como consecuencia de la inmovilidad, haciendo hincapié en el asesoramiento a familiares y cuidadores en el cuidado diario del enfermo, con la enseñanza de los adecuados cambios posturales, movilizaciones, fisioterapia respiratoria y del correcto manejo del paciente y de su entorno.

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