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La radiología vascular como “puente hacia la vida” en los pacientes con diálisis

Por el 24/10/2022
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La Enfermedad Renal Crónica (ERC) es conocida como la epidemia silenciosa por su alto impacto en Salud Pública y el paradójico desconocimiento que tiene la población acerca de ella. La ERC se considera el destino final común a un importante número de patologías que afectan al riñón de forma crónica e irreversible, lo que se traduce, por una parte, en un aumento del riesgo de sufrir un evento relacionado con la enfermedad vascular; y, por otra parte, en un deterioro progresivo de la función renal que puede llevar al paciente a precisar terapia renal sustitutiva (TRS) con diálisis o trasplante renal.

Según datos del estudio EPIRCE de 2010, la ERC, aunque seguramente se encuentre infradiagnosticada, afecta aproximadamente al 10% de la población adulta española y a más del 20% de los mayores de 60 años. La prevalencia de la ERC en sus fases más avanzadas y, concretamente, en aquellas que requieren de terapia renal sustitutiva ha crecido en España en la última década casi un 30%. Según los datos del Registro Español de Enfermos Renales de 2020, el número de personas en TRS – hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante- ya alcanza los 1.363 por millón de población (alrededor 64.600 pacientes).

“El porcentaje de personas con enfermedad del riñón es bastante elevado. Además, se trata de una enfermedad que está aumentando en su incidencia, porque cada vez hay más personas ancianas y, por tanto, cada vez se producen más fallos en los riñones. Lo que ocurre es que la ERC no tiene el caché de listas de espera quirúrgicas de otras dolencias”, explica el doctor José María Abadal, vicepresidente de la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI), que destaca que a los pacientes que llegan al punto de precisar una terapia renal sustitutiva solo les quedan dos opciones: el trasplante (“es la ideal, pero en ocasiones de difícil acceso”) o la diálisis (hemodiálisis o diálisis peritoneal).

Es en este segundo nivel de tratamiento, concretamente en la hemodiálisis, es donde los radiólogos vasculares e intervencionistas (RVI) juegan un papel fundamental para mantener en buenas condiciones a los pacientes con ERC. “Somos un puente hacia la vida para los pacientes en diálisis”, destaca el doctor Abadal, que explica que los especialistas en RVI realizan un conjunto de importantes intervenciones necesarias para el correcto funcionamiento del tratamiento. “Los RVI, a través de operaciones mínimamente invasivas, colocamos los catéteres permanentes de hemodiálisis, para conectar al paciente a la máquina de diálisis. Y también nos encargamos de asegurar la permeabilidad de estos catéteres, así como del mantenimiento endovascular de las fistulas de hemodiálisis, que requieren de múltiples intervenciones a lo largo de la vida del paciente (angioplastias, colocación de stents, limpieza de coágulos de una fístula, etc.) para asegurar su adecuado funcionamiento. Además, los últimos avances en tecnología endovascular permiten incluso que el RVI pueda crear de forma endovascular fistulas arteriovenosas en pacientes seleccionados, sin necesidad de cirugía. Todos estos trabajos son imprescindibles para que los pacientes puedan realizarse semanalmente sus sesiones de dialisis”, argumenta.

Presentación del ‘Código Fístula’

A principios de octubre, aprovechando la celebración en Valencia del cuarto Congreso del Grupo Español Multidisciplinar del Acceso Vascular (GEMAV) se presentó el conocido como ‘Código Fístula’, un documento de consenso firmado por la Sociedad Española de Nefrología (SEN), la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI), la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV), la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN), la Sociedad Española de Diálisis y Trasplante (SEDYT) y asociaciones de pacientes.

Del mismo modo que el ‘Código infarto’ y el ‘Código ictus’, el ‘Código Fístula’ pretende establecerse como un protocolo de atención urgente que permita identificar a las personas con enfermedad renal tratadas mediante hemodiálisis que presentan una patología aguda de su acceso vascular arteriovenoso (fístulas) para que puedan ser trasladadas lo más rápidamente posible a la Unidad Funcional del Acceso Vascular o al Hospital de referencia y efectuar el tratamiento mediante cirugía o procedimiento endovascular.

“La trombosis es la complicación más frecuente de la fístula e incrementa la incidencia de hospitalización, el gasto sanitario y la morbimortalidad de la persona con enfermedad renal, así que el rescate de toda fístula trombosada por parte de los radiólogos intervencionistas debe ser una prioridad absoluta y considerarse una patología de manejo preferente que precisa de una solución lo más rápida posible. Como en otras áreas, la colaboración entre nefrólogos, RVI, Cirujanos y enfermería es fundamental para ofrecer el mejor tratamiento a los pacientes”, concluye el doctor José María Abadal.

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