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La sobreabundancia de regalos puede provocar en los niños baja tolerancia a la frustración

Por el 20/12/2018
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La sobreabundancia de regalos en fechas claves como la Navidad que se aproxima puede contribuir a que niños y niñas desarrollen baja tolerancia a la frustración, sean más caprichosos y materialistas, menosprecien lo que tienen o que les sea más difícil empatizar con los demás, además de empobrecer su capacidad para imaginar y para la fantasía porque lo tienen todo y no lo aprecian.

El actual contexto social y económico hace que estemos todos expuestos a una gran cantidad de estímulos que van forjando o alimentando nuestros deseos y carácter de adultos, pero también los de niños y niñas.

Así lo señala Carla Merino, psicóloga de IMQ-AMSA, quién explica que este contexto social puede provocar que las cartas de deseos de los niños y niñas se vuelvan desmesuradas y que los padres, y en muchas ocasiones el resto de la familia, encarguen un excesivo número de regalos o más cosas de las que pueden asumir. Se estima, de hecho, que el 80% de los niños recibirán cinco o más regalos.

La psicóloga de IMQ-AMSA afirma que “esta actitud puede ser la causante de que en los últimos tiempos haya aparecido lo que ha venido a denominarse el Síndrome del niño hiperregalado”. Según detalla la especialista, “no se trata de un término clínico que se encuentre en un manual diagnóstico, sino que hace referencia a la actitud o consecuencias que puede desarrollar un niño que recibe más de lo que necesita, no valora lo que tiene o solo se fija en recibir y abrir más y más regalos”.

La solución, destaca Carla Merino, “no solo es reducir el número de regalos, sino también en ayudarles a valorar lo que tienen en lugar de estar centrados en aquello que les falta. Se trata de darles un mensaje importante de cara al futuro, ya que en la vida pocas veces tenemos todo aquello que deseamos y deben aprender a luchar para conseguirlo, cultivar el esfuerzo, la espera e incluso tolerar la frustración si lo que desean no llega”.

La especialista de IMQ-AMSA aconseja poner en práctica la regla de los cuatro regalos para no caer en el exceso. “Consiste en que en el sitio elegido para dejar los regalos haya un objeto que puedan llevar (ropa, deportivas, etc.), un libro (con el fin de fomentar la lectura), aquello que más deseen (por supuesto dentro de las posibilidades económicas de cada familia y en función de si es adecuado para su edad) y, por último, algo que necesiten, de manera que también podamos ir inculcándoles la diferencia entre necesitar algo o desearlo”.

Carla Merino subraya que “siempre se ha de tener también en cuenta la edad del niño que va a recibir los juguetes, sus gustos, preferencias y hacer caso a las recomendaciones de los fabricantes respecto a la edad”. “Es clave, sin quitarles la ilusión, explicar que no les pueden traer todo lo que pidan”, añade.

“También resulta muy importante tomar precauciones con los móviles, tablets, etc, con acceso a internet o pensar bien antes de cumplir el deseo del niño o niña de tener una mascota si es lo más adecuado, transmitiendo que los animales no son juguetes, no son objetos y requieren responsabilización”, puntualiza.

En función de la edad, la especialista de IMQ-AMSA da las siguientes pautas para que los niños y niñas, padres y madres acierten en la carta de Navidad:

Bebés

Los juguetes perfectos son los que permiten desarrollar sus sentidos, por lo que los más indicados son aquellos que tienen mucho color, música, los elaborados con diferentes materiales y texturas, o que incitan a adquirir autonomía.

Hasta los seis meses son recomendables los móviles y sonajeros de colores, muñecos de goma, alfombras de actividades y juguetes con sonido. Hasta los 12 meses, son adecuados balancines, centros de actividades y pelotas de tela. De 13 a 18 meses les pueden gustar los cubos para encajar y juguetes que potencien el desarrollo de su psicomotricidad, y en la franja de edad de 19 a 24 meses se puede optar por las pizarras y las pinturas y plastilina.

De 3 a 5 años

Los juguetes idóneos son los que potencian la movilidad y la imaginación. Cualquier juguete representativo que permita acceder a contenidos de orden simbólico como los animales, los peluches, las muñecas o los juegos de construcción resultan muy adecuados a esta edad. También los patines, las pequeñas bicicletas, los camiones, las marionetas, los disfraces o las casas de muñecas

De 6 a 10 años

Adquiere mucha importancia el juego social. En esta franja de edad es importante ir introduciendo juegos que fomenten normas: juegos de mesa, de memoria, cartas, o de preguntas y respuestas. Por otro lado, les pueden interesar las cometas, trenes, coches teledirigidos, los experimentos, etc.

A partir de los 10 años

Son recomendables los juegos que desarrollan la lógica, las capacidades cognitivas, y aspectos personales. Los Juegos de rol o de ingenio, algún videojuego (no son ni buenos ni malos, todo depende de la edad, el contenido y el uso de ello), complementos deportivos o construcciones complejas, por ejemplo.

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