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Las personas con obesidad tienen mayor riesgo de contraer una COVID-19 más grave

Por el 19/05/2021
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Los pacientes con obesidad presentan un mayor riesgo de contraer una COVID-19 más grave, según confirman las conclusiones de un artículo de revisión publicado por especialistas de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) en la revista científica European Journal of Internal Medicine. Además, el estudio revela que los pacientes con exceso de peso que padecen una infección grave por SARS-CoV-2, también aumentan su riesgo de mortalidad.

Un artículo de revisión es un análisis retrospectivo de estudios ya publicados en la literatura científica sobre un tema en cuestión. En este caso, la revisión ha sido desarrollada por un equipo de especialistas de los departamentos de Endocrinología y de Medicina Interna de la CUN y CIBEROBN, liderado por la Dra. Gema Frühbeck, codirectora del Área de Obesidad de la Clínica, y por el Dr. Manuel Landecho, especialista en Medicina Interna de la Unidad de Chequeos y del Área de Obesidad del mismo centro.

Repercusión real

Del estudio de casos reales, los autores del artículo concluyeron que, a los pocos meses de iniciarse la pandemia, “ya existía evidencia sobrada del mayor riesgo que tienen los pacientes con obesidad de desarrollar una COVID-19 grave, así como de morir como consecuencia de la infección”, apunta el Dr. Landecho.

La revisión de los especialistas analiza cinco aspectos fundamentales. El primero se refiere a la obesidad como enfermedad inductora de un estado favorecedor de trombosis, teniendo en cuenta que “los fenómenos protrombóticos son una fuente importante de complicaciones en la COVID”, advierte el especialista.

Pero, además, esta patología provoca un estado proinflamatorio y una alteración hormonal, cuyo efecto final también induce inflamación. “Hay que tener en cuenta -subraya- que los pacientes con COVID-19 mueren, no por el virus en sí mismo, sino por la alteración de la respuesta inmune que causa una respuesta hiperinflamatoria”. Esta consecuencia es, a su vez, responsable de la insuficiencia respiratoria que sufren los pacientes con COVID grave. “En un paciente con obesidad, con un estado inflamatorio ya existente, esa alteración inflamatoria de la COVID es más fácil que se produzca”, valora.

Además, es causante de una alteración hormonal que ya es de por sí proinflamatoria, pero que también favorece la aparición de la diabetes tipo 2. Para el Dr. Landecho, “la suma de la alteración hormonal y de la diabetes tipo 2, da como resultado un estado de máxima preinflamación”. Otro aspecto que eleva la gravedad de la infección, es la patología mecánica que genera, “ya que la grasa abdominal desplaza el diafragma hacia arriba, limitando la capacidad inspiratoria de los pulmones y aumenta la presión de ventilación en un paciente con COVID grave, lo que dificulta el manejo respiratorio de estas personas”, advierte el especialista de la CUN.

De la revisión efectuada, los investigadores de la Clínica concluyen que la suma de las tres primeras condiciones, favorece una infección COVID grave. La patología mecánica propia de la obesidad provoca que, cuando la situación ya es grave, el sobrepeso dificulte su manejo. “En estas circunstancias, el tratamiento se complica porque un paciente con un exceso de peso severo e insuficiencia respiratoria, tiene una mayor limitación mecánica para inspirar, derivada de la propia obesidad, que dificulta la respiración espontánea y el manejo del paciente con insuficiencia respiratoria cuando debe ser intubado”, añade.

Más obesidad por la pandemia

El artículo señala que la repercusión inmediata de la pandemia por COVID-19 ha implicado mayor sedentarismo, además de un retraso en la asistencia clínica general. Por este motivo, los autores consideran que, “estamos llegando tarde a las complicaciones del sobrepeso, lo que eleva el riesgo sumado al mayor sedentarismo provocado por el confinamiento. Y con la dificultad añadida de que el paciente se acostumbra a ser mucho más sedentario que antes”.

Ese cambio en el estilo de vida, advierten, tiene impacto directo en el aumento de la mortalidad en pacientes con obesidad y en el crecimiento de la mortalidad debido a un retraso en los diagnósticos o en los tratamientos de las enfermedades. “La mortalidad derivada del cambio de hábitos de vida durante el confinamiento hace que aumente el rango del sobrepeso y se dificulta más el tratamiento de la enfermedad”, destaca del Dr. Landecho.

De ahí la reflexión: “Va a ser más importante que nunca concienciarnos de que la obesidad es una enfermedad y de que es importante estar mentalizado de la importancia de tratarla del modo correcto porque puede que las consecuencias solo hayamos empezado a verlas”, concluyen.

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