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Lávese las manos tras ojear la carta en los restaurantes para evitar posibles enfermedades

Por el 18/05/2015
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Enfermedades tan habituales en las sociedades desarrolladas económicamente como diarreas, gripe, catarro, pie de atleta, infecciones en diversas partes del cuerpo u otras patologías menos frecuentes como enfermedades venéreas, hepatitis, el cólera o las fiebres tifoideas son sólo algunas de las consecuencias de, en muchos casos, descuidar la higiene.

Tanto desde un punto de vista personal, como en el trabajo, “es necesario mantener una consciencia constante de que la contaminación por agentes infecciosos patógenos, incluyendo en ella a la que se produce por la ruta fecal-oral, sigue estando presente en nuestro día a día de una forma más frecuente de la que nos imaginamos”.

Éste es uno de los aspectos abordados por el catedrático de Microbiología de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), profesor Guillermo Quindós, quien asegura que “el fregadero, el inodoro, la esponja, el teclado del ordenador o, incluso, el mando a distancia y el móvil, acumulan una mayor contaminación bacteriana dentro de los hogares. Por ello, se ha de tener presente un mayor esfuerzo en su limpieza y en nuestra propia higiene al haber estado en contacto con ellos”.

De igual modo, “en la cocina se han de seguir las normas básicas de manipulación de alimentos, tanto en su conservación, como en su tratamiento y en la limpieza. Por ejemplo, en las tablas de corte, y en los cuchillos empleados con ellas, se ha de evitar la mezcla de alimentos vegetales y cárnicos, alimentos crudos y procesados, etc. Y lo mismo se puede hacer extensible a su almacenamiento en la nevera”.

Según apunta el experto, “la medida más sencilla que tenemos a nuestro alcance para disminuir el riesgo de infecciones es lavarnos las manos siempre que estemos en contacto con focos de infección evidentes”.

Asimismo, en el caso de las personas que padecen gripe o catarros, “la propagación de infecciones por vía aérea aconseja el que, después de ponernos las manos delante de la boca tras estornudar o toser, nos lavemos las manos para evitar la transmisión de virus. Igualmente, los pañuelos que usemos para sonarnos la nariz o es preciso desecharlos para reducir el riesgo de contagio por el aire a otras personas de nuestro entorno”.

En el restaurante

Dentro de sus consejos para fomentar la higiene en la vida cotidiana, el catedrático ha recomendado “limpiarse las manos después de haber ojeado la carta, y no antes, ya que al pasar las cartas de menús de mano en mano continuamente, tienen un mayor riesgo de albergar agentes infecciosos”.

Además, ha recordado la obligación de “lavarse las manos después de ir al servicio, en cualquier caso”. En este sentido, ha puesto de manifiesto que “según diversos estudios, parece que las toallitas de papel desechables muestran ser más útiles en la disminución de la carga microbiana que los secadores de aire. Incluso, estos aparatos, si son de gran potencia, pueden esparcir los agentes biológicos patógenos hasta en un radio de dos metros”.

Profesionales sanitarios

El profesor Quindós ha hecho hincapié ante el numeroso público sanitario presente en la conferencia, con respecto a que “más de la mitad de los profesionales sanitarios no se lava las manos con la frecuencia que debería”. En este sentido, “el estar en contacto con personas enfermas o el simple hecho de ir al servicio obliga a lavarse las manos con frecuencia. Existen numerosos estudios que relacionan de una manera directa el lavado de manos con un descenso del número de infecciones. Es una medida que salva vidas”.

En cuanto a los problemas de sensibilidad que presentan algunos profesionales sanitarios a causa de un lavado frecuente de manos, “existen productos específicos, como cremas, que han demostrado su eficacia para atenuar estos problemas”.

En el ocio juvenil

En el caso de personas que beben del mismo vaso o botella o fuman del mismo cigarrillo o pipa, “algo habitual en las nuevas formas de ocio juvenil nocturno, la posibilidad de intercambiar microorganismos potencialmente patógenos existe, tanto bacterias como virus que pueden permanecer viables en las superficies contaminadas con saliva”.

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