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Los jóvenes violentos se originan en una infancia o adolescencia traumática

Por el 06/03/2018
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Las conductas violentas en jóvenes se deben al fracaso de su socialización motivada por una adolescencia o una infancia traumática en un entorno familiar y social desestructurado en el que la personalidad de los individuos no se ha creado de forma adecuada. Estas afirmaciones han sido realizadas por el Dr. Miguel Gutiérrez, catedrático de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, ante los recientes sucesos violentos ocurridos en Bilbao protagonizadas por adolescentes.

En concreto, dichas manifestaciones se han realizado durante la rueda de prensa de presentación del XXVI Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría de Vitoria, cita de referencia anual de la Psiquiatría donde se presentan las novedades de la especialidad médica.

El experto en Psiquiatría ha reflexionado sobre los recientes sucesos violentos ocurridos en Bilbao al ser relacionados, en muchas ocasiones, con presencia de conductas psiquiátrica en las personas autoras de los hechos.

En este contexto, el experto ha destacado que en el análisis del por qué se generan este tipo de cuestiones  “debe ir directamente al proceso de socialización de la persona, que es lo que ha fracasado. Cuando una persona desarrolla conductas antisociales como son actos delictivos es porque ha fracasado el proceso de socialización”.

“Este fracaso de socialización suele estar en relación con diferentes factores que se viven en la infancia o adolescencia como son las experiencias infantiles traumáticas, graves carencias afectivas, desestructuración familiar, educación inapropiada o haber sido víctimas de abusos sexuales”, ha explicado.

De esta forma, el profesor Miguel Gutiérrez ha señalado que “la adolescencia es una etapa clave en la vida porque es cuando el individuo va a consolidar su propia personalidad e identidad. Es el momento en el que tiene que aprender a ser autónomo y a elaborar un proyecto de vida. Es la etapa que establece el modo de relacionarse con los demás, incluidas las relaciones de pareja”.

“Muchas veces ese proceso no tiene resultados positivos porque este tipo de procesos de consolidación de la persona no se realiza adecuadamente debido al fracaso del entorno o de la familia, y de la comunicación y las relaciones de confianza con estos. También es un factor negativo asistir a violencia dentro de la familia o entorno. Estas circunstancias provocan naturalmente que no se transmitan valores y se empobrezca el crecimiento psíquico y moral”.

Ha proseguido Gutiérrez su reflexión aseverando que “sin valores hacemos personas psíquicamente y moralmente empobrecidas. Estamos hablando de personas que desde el punto de vista ético y moral son primitivas. Si la familia y entorno no educan, el adolescente buscará esas respuestas fuera y esas respuestas suelen ser en grupo como elemento de apoyo y contención”.

“La familia y el grupo juvenil desempeñan un papel muy importante en los adolescentes en lo que refiere al proceso de socialización. Un grupo no es malo y  permite aprender las habilidades sociales, ayuda a solucionar conflictos y a tener sentimientos. Les da un reconocimiento y les posibilita desarrollar su identidad personal”.

En este sentido, explica que “el problema está en el tipo de grupo al que se integra cada uno, cuya realidad puede estar profundamente distorsionada. Interactuar en grupo es necesario y trae consigo muchas consecuencias positivas a la evolución del adolescente porque le ayuda a crear su identidad, a madurar la personalidad, a independizarse de sus padres, etc. En definitiva, contribuye a ser una persona normal. Pero dependiendo del tipo de grupo que sea, este puede ejercer influencias negativas al reforzar conductas de riesgo y antisociales. Aquí es cuando ocurre un fracaso de la socialización, cuando fracasa el núcleo familiar o no existe y el adolescente se apoya en grupos malos, por llamarlos de alguna forma”.

“Estas personas que carecen de un entorno cercano adecuado desarrollan una vulnerabilidad psíquica mayor que otras personas y tienen menos capacidad de resistencia al estrés, pudiendo conducir a trastornos psiquiátricos pero no en todos los casos, en algunos. Las acciones delictivas en jóvenes no significa que todos aquellos que las cometan tengan patologías psiquiátricas porque en algunos casos pueden deberse a cuestiones propias del individuo como su propia genética u otros condicionantes el entorno, sin ser su razón un desorden mental”, ha concluido.

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