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Los logopedas vascos reclaman una mayor participación en la rehabilitación del COVID grave

Por el 02/08/2021
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“Las personas que han sufrido la COVID-19, especialmente en su estadio más grave, necesitan y necesitarán rehabilitación como consecuencia del uso de respiradores y de períodos prolongados de inmovilización y reposo en la cama. Algunas de las alteraciones que pueden presentar estos pacientes comprenden un deterioro en la función pulmonar y del estado físico, debilidad muscular, cuadros confusionales y otros déficits cognitivos, disfagia, dificultad para comunicarse, etcétera”, destaca Idoia López de Abetxuko, logopeda en un hospital de la sanidad pública y miembro del Colegio de Logopedas del País Vasco.

Tal y como se recuerda desde esta entidad, según el documento ‘Pautas para logopedas en la atención a la persona con SARS-CoV-2/COVID-19’, del Consejo General de Colegios de Logopedas, “la sintomatología de las personas gravemente afectadas por el virus son: odinofagia (dolor que se experimenta al tragar alimentos sólidos y líquidos), pérdida del gusto y del olfato, dificultad para respirar, pérdida del habla o del movimiento…) y las secuelas que este provoca (disfagia (dificultad para tragar), anosmia (pérdida del olfato), disfonía (pérdida total o parcial de la voz), disgeusia (alteración o pérdida del sentido del gusto)…) hacen imprescindible la intervención de un logopeda”. Por ello, desde el Colegio que representa a los logopedas de Euskadi, se reclama una mayor participación de estos profesionales en la rehabilitación de personas con COVID-19 grave.

Para Idoia López de Abetxuko, “es importante destacar que la intervención logopédica facilita que el paciente con COVID-19 que haya tenido una convalecencia grave pueda adquirir un buen estado nutricional y de hidratación mediante la modificación de la textura de los alimentos, los cambios y las recomendaciones posturales, las maniobras compensatorias y la rehabilitación de los órganos bucofonadores”.

Las tareas que un logopeda puede llevar a cabo con las personas que tienen o han tenido COVID-19 son muy variadas, como se puede apreciar en los siguientes apartados.

Disfagia

Una persona afectada por la COVID-19 puede sufrir disfagia como consecuencia, entre otros, de una intubación orotraqueal (IOT), una traqueostomía, una miopatía del enfermo crítico, un delirio o una inmovilidad causada por el aislamiento social. En el caso de pacientes mayores, la disfagia tiene una importancia relevante, puesto que se considera un síndrome geriátrico. Así pues, “hay que observar con detenimiento a todas las personas mayores afectadas por el coronavirus, sea cual sea la gravedad de su estado”.

Intubaciones y traqueostomías

La musculatura involucrada en la ingesta puede presentar un riesgo alto de debilidad y disfunción después de una intubación prolongada, hecho que puede producir disfagia y aumentar el riesgo de neumonía por aspiración, empeorar la calidad de vida y, finalmente, causar la muerte.

Según detalla Idoia López de Abetxuko, “en el ámbito sociosanitario y geriátrico, lo más usual es encontrar a la persona extubada con el estoma de la traqueostomía cerrado o en proceso de cicatrización. En este punto, cuando la persona ya ha dado negativo por la COVID-19, en la intervención logopédica se aconseja evaluar e intervenir en la deglución, en la higiene oral, en el impacto en la voz de posibles lesiones laríngeas y en la posible existencia de otros problemas de comunicación”.

Insuficiencia respiratoria 

Las personas con la COVID-19 que han sido ingresadas en la unidad de críticos o agudos pueden presentar afectaciones respiratorias. La insuficiencia respiratoria puede alterar el mecanismo de deglución-respiración y dar lugar a una disfagia, con el consiguiente aumento del riesgo de desnutrición y deshidratación y el aumento de posibilidades de sufrir una neumonía aspirativa. La insuficiencia respiratoria también incrementa el riesgo de fatiga durante la ingesta. Ante estos problemas, la intervención logopédica puede incluir, entre otras, estrategias de evaluación y compensación, dieta modificada o tonificación muscular.

Miopatía del enfermo crítico

Las personas que sobreviven a una dolencia crítica a menudo se enfrentan a una recuperación larga caracterizada por el desgaste muscular y la disfunción neurológica. Se calcula que las personas ingresadas en atención crítica perderán alrededor del 20 % de la masa muscular durante los primeros diez días de la dolencia crítica. “El 91 % de las personas con la miopatía del enfermo crítico presenta dificultades para tragar. Por lo tanto, hay que garantizar la detección de la disfagia así como su diagnóstico, rehabilitación y seguimiento para asegurar una deglución segura, eficaz y placiente”, declara la logopeda.

Delirio

Entre el 20 y el 30 % de las personas con COVID-19 presentarán o desarrollarán delirio o cambios en su estado mental durante la hospitalización. La presencia de un delirio grave puede retrasar el alta. Aun así, los síntomas oscilantes pueden persistir durante muchas semanas y, por lo tanto, cabe esperar que algunas personas sean dadas de alta con síntomas de delirio en el domicilio, en residencias geriátricas o en hospitales sociosanitarios. La Logopedia puede contribuir a efectuar un diagnóstico diferencial de los déficits de la deglución y la comunicación y determinar la capacidad de la persona para tomar decisiones.

Pérdida del olfato y alteraciones del gusto

La mayoría de las personas diagnosticadas de COVID-19 presentan alteraciones o pérdida del olfato (anosmia) y del gusto (disgeusia). El funcionamiento normal del gusto y el olfato juega un papel vital en la nutrición así como en la selección de los alimentos. “Las carencias en estos sentidos no reducen únicamente el sabor de los alimentos y bebidas ingeridas, sino que también pueden suponer la ingesta de alimentos en mal estado o de agentes ambientales perjudiciales para la salud que se detectan a través del gusto y el olfato. Los logopedas podemos detectar, valorar y rehabilitar la anosmia y la disgeusia”.

Disfonía

Las personas con la COVID-19 que han sido sometidas a una intubación orotraqueal o traqueostomía pueden presentar alteraciones de la voz como consecuencia de estos procedimientos. “En una revisión sistemática de 2018 se constató que el 83 % de las personas que habían estado intubadas presentaban lesiones laríngeas posintubación. Muchas de estas lesiones eran heridas leves, a pesar de que entre el 13 y el 31 % de los casos se trataba de heridas moderadas y graves. Los síntomas clínicos más frecuentes fueron la disfonía (76 %), el dolor (76 %), la voz ronca (63 %) y la disfagia (49 %)”, concluye la experta.

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