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Mantener niveles adecuados de vitamina D, clave en multitud de patologías

Por el 11/10/2019
salud

El déficit de vitamina D entre la población española es una realidad que afecta aproximadamente al 80% de individuos mayores de 65 años, alcanzando, incluso, un 40% entre la población menor de 65 años. Estas concentraciones bajas de vitamina D en nuestro país podrían encontrar su origen en distintas causas: un escaso aporte dietético de esta vitamina, la protección solar durante los meses de verano o que la mayor parte de España está por encima del paralelo 37ᵒ, donde la posibilidad de sintetizar la vitamina D es escasa durante todo el otoño e invierno. Ante esta realidad, los especialistas recomiendan determinar el nivel de vitamina D en todos los individuos con factores de riesgo.

“Es cierto que no existe justificación científica suficiente como para realizar determinación de los niveles de vitamina D en toda la población, pero no es menos cierto que hay que poner el foco en los niveles de 25-OH-D en pacientes que pertenezcan a grupos de riesgo. En este sentido, podríamos señalar todas las enfermedades relacionadas directamente con el déficit de esta vitamina, como la osteomalacia, el raquitismo o la osteoporosis. Además, se debe medir la vitamina D en todos los pacientes que inicien o continúen tratamiento farmacológico contra la osteoporosis, a los que padecen trastornos intestinales que cursen con malabsorción (enfermedad inflamatoria intestinal en todas sus formas, celiaquía), a todos los sometidos a cirugía bariátrica o “de la obesidad”, en aquellas con enfermedades reumáticas con carácter inflamatorio, en mujeres con deseo reproductivo o afectas de infertilidad, así como en personas mayores de 65 años”, asegura el Dr. José Luis Neyro, especialista en Ginecología y Obstetricia.

La vitamina D, una hormona que influye a nivel general en nuestro organismo

El principal papel de la vitamina D en el organismo es la regulación de la absorción intestinal del calcio y el mantenimiento de la homeostasis ósea y muscular a través de la formulación del metabolismo del calcio, el fósforo y el magnesio (funciones endocrinas). Además, la vitamina D presenta acciones autocrinas y paracrinas, regulando la proliferación y la diferenciación celular.

De ahí que los facultativos recomienden considerarla más una hormona que una vitamina. La deficiencia de esta hormona se asocia con la osteoporosis y su consiguiente aumento del riesgo de fracturas. El diagnóstico y tratamiento de la deficiencia de vitamina D no solo es importante para la salud musculoesquelética, ya que, a nivel extraóseo, parece que puede interferir en la salud cardiovascular y en el sistema inmune, entre otros.

El complejo hormonal D regula más de 200 genes en nuestro organismo, razón por la cual influye en distintos circuitos metabólicos a todos los niveles: en el sistema músculo esquelético, en el aparato cardiovascular, el aparato digestivo, el sistema inmunitario, el sistema nervioso central o, incluso, la proliferación celular de cualquier tejido.

“El análisis de las características individuales de cada uno de los pacientes que pertenecen a un grupo de riesgo y la determinación de su vitamina D, podría ayudar a una adecuada evolución de la enfermedad, del mismo modo que podría facilitar la efectividad clínica de un determinado tratamiento. Por ejemplo, en el caso de las mujeres en edad fértil que desean ser madres, unos niveles adecuados de 25-OH-D facilitan la posibilidad de conseguir un embarazo e incluso mejoran las tasas de concepción tras un ciclo de fecundación in vitro”, explica el Dr. Neyro.

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