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Novedoso tratamiento sin cirugía para tratar los nódulos tiroideos benignos

Por el 25/04/2023
medico-tiroides

Los nódulos tiroideos son unos tumores que aparecen en la glándula tiroidea, una pequeña glándula situada en parte anterior del cuello, justo encima del esternón, cuya función es la producción de unas hormonas que son las responsables de regular el metabolismo del cuerpo. Estos tumores son muy frecuentes. No en vano, se estima que ocurren en un 15% de la población adulta y que su prevalencia se incrementa con la edad y es mucho más frecuente en el caso de las mujeres (en una proporción de 3 a 1 respecto a los hombres).

“En su gran mayoría, los nódulos tiroideos son benignos. Se acepta que solo entre el 4% y el 8% de los nódulos detectados resultan malignos, por lo que en muchas ocasiones el reto es determinar si el nódulo es de carácter benigno o maligno”, explica el doctor Eduardo Crespo, Jefe de Radiología Vascular e Intervencionista en la Fundación Jiménez Díaz y miembro de la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI), que destaca que los nódulos tiroideos son habitualmente asintomáticos, por lo que su diagnóstico se suele producir de manera casual, “mediante el uso de técnicas radiológicas realizadas en el estudio de otras patologías”.

Los nódulos que producen síntomas, señala el experto, generalmente son aquellos que tienen un tamaño mayor (de entre 2 y 3 centímetros) y que, debido a ese tamaño, pueden provocar la presencia de un bulto visible y/o palpable en el cuello, comprimir el esófago o la tráquea, generando problemas para tragar y/o respirar en los pacientes, o alterar la funcionalidad hormonal, dando lugar al desarrollo de hipo o hipertiroidismo.

Ventajas de la ablación percutánea frente a la cirugía tradicional

Los pacientes a los que se detecta un nódulo tiroideo deben ser valorados en todos los casos por el endocrinólogo. En el caso de que los síntomas sean importantes y afecten a la calidad de vida del paciente, puede estar indicado un tratamiento dirigido.

La cirugía es el tratamiento estándar y consiste en la resección de la mitad o de toda la glándula tiroidea. Como alternativa, existe una técnica más reciente, realizada por los radiólogos intervencionistas y llamada ablación percutánea, que consiste en la introducción de una aguja fina a través de la piel que, utilizando la técnica de ecografía como guía, se lleva al interior del nódulo. Una vez posicionada la aguja, se conecta a un generador de ondas de radiofrecuencia o de microondas, con el objetivo de calentar el nódulo en su interior y así lograr la reducción del mismo”, explica el doctor Eduardo Crespo.

El objetivo de la ablación percutánea pasa por reducir el tamaño y los síntomas del nódulo, una reducción que no es inmediata, sino que se produce paulatinamente a lo largo de los meses siguientes al procedimiento. “Lo normal es que a los seis meses el volumen del nódulo haya reducido su tamaño un 50%, mientras que a los 12 meses ese porcentaje alcance ya el 90%”, señala el experto.

Como ventajas de la ablación percutánea frente a la cirugía, el miembro de la SERVEI destaca que se trata de un procedimiento ambulatorio rápido (apenas 30 minutos), que no requiere ingreso, que solo se realiza con anestesia local, que no deja cicatrices y que preserva la función tiroidea en todos los casos, reduciendo también al mínimo el riesgo de complicaciones.

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