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Trabajadores de la Fiscalía de Menores amplían su visión sobre los menores infractores aplicando Terapia Gestalt

Por el 01/06/2020
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Cada vez son más los jueces que, cuando condenan a un menor, incluyen a la familia del mismo en la sentencia dictada como vía para reestablecer los vínculos y relaciones saludables. Este tipo de sentencias, según Ángel Saavedra, psicólogo sanitario y presidente de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG), se basan en un principio: que todo lo que lleva a un menor a cometer a un delito tiene un origen y un sentido que va más allá del propio delito cometido.

A difundir ese principio se ha dedicado durante más de cinco años el propio Saavedra, que ha aplicado los principios de la Terapia Gestalt en los cursos de formación continua organizados por el Instituto Andaluz de Administración Pública de la Junta de Andalucía (IAAP) para los trabajadores de la fiscalía de menores de la Administración Pública e Interior y de la Consejería de Presidencia de Málaga que trabajan con menores infractores.

Los principios de la Terapia Gestalt como el aquí y ahora, la toma de conciencia y la responsabilidad nos permiten pasar de mirar el delito a mirar al menor que lo ha cometido, para  luego llegar a su familia de origen, a sus familias extensas, a su grupo social de pertenencia, e incluso llegar a incluir en esta mirada la de los propios trabajadores de la fiscalía, sus historias personales y familiares, de forma que puedan ampliar su entendimiento de “para qué”, y “por qué” llevan a cabo determinadas actuaciones”, explica el presidente de la AETG.

Es decir, no se trata sólo de trabajar con el menor que comete un delito, sino también de indagar en lo que le ocurre trabajador que lo atiende, en sus actitudes y aptitudes, en sus zonas erróneas, en su actividad.  “Esto ayuda a los trabajadores a relacionarse con el menor en el momento presente, de forma que se va borrando de su cabeza el menor que cometió el delito y ven al que tienen enfrente de ellos en este momento de sus vidas, con otras necesidades concretas y otros momentos vitales”, argumenta.

Toma de conciencia propia y ampliar la mirada sobre el menor infractor

Explica Ángel Saavedra que conocerse a sí mismos y tomar conciencia de su situación personal, familiar y laboral ayudó a los miembros de la Fiscalía de Menores a “ampliar la capacidad de trabajo” con estos jóvenes infractores: “Tomar conciencia de su propia responsabilidad, de sus vidas, de sus actos y, sobre todo, dejar de responsabilizar a la institución de todos sus problemas, sus insatisfacciones, y de todas sus incapacidades o faltas de responsabilidad, mejoró el estado emocional y psíquico de los empleados públicos a la hora de realizar sus trabajos”.

Esa toma de conciencia fue uno de los dos pilares principales sobre los que se asentó el proyecto. El otro pasó por ampliar la mirada sobre el menor sin juzgar a éste y a su familia para entender por qué y para qué llevan a cabo determinados actos delictivos. “Es fundamental entender a las familias de origen, a sus familias extensas, a su grupo social de pertenencia. Es decir, contextualizar al menor dentro de su sistema de origen y mirarlo con el máximo respeto y compasión”, explica el psicólogo, que considera que no se puede trabajar con el menor sin hacer una intervención sobre su familia de origen: “No tiene mucho sentido todo el trabajo que se venía realizado con los menores si no se comprende lo que pasa con sus familias y con sus entornos sociales, ya que esos menores tienen que acabar volviendo allí”.

Este trabajo bidireccional, con los trabajadores y con los menores infractores, ha sido según Saavedra “impactante” para ambos grupos y ha aumentado las posibilidades de reinserción de los menores “en una amplia mayoría de los casos tratados”.

Para los menores, explica el presidente de la AETG, ser tratados no como un delito, sino como personas en su totalidad, sin ser juzgados y desde una visión compasiva “fue muy sano y restauró una visión de sí mismos mucho más sana”. Además, concluye Saavedra, el incluir a las familias de origen en las dinámicas de trabajo “facilito la comunicación entre el menor y sus familias, algunas de ellas desestructuradas y muy dañadas”.

 

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