«Desde la psicología se pueden promover otros significados de género”

Durante siglos se ha transmitido de generación en generación una idea prototípica de masculinidad con la que se ha dado forma a un estereotipo hegemónico de hombre (fuerte, protector, proveedor de alimento y dinero, que puede con todo), de forma que el hombre que no se ajustaba a ese patrón era inmediatamente señalado y menospreciado. Esa masculinidad tradicional presentaba varios problemas, entre ellos su contribución a la creación de identidades insanas y que perpetúan conductas violentas y machistas.

El resquebrajamiento de este modelo hegemónico por el surgimiento de nuevos prototipos de masculinidad derivados de los cambios sociales acaecidos en las últimas décadas, está teniendo un impacto significativo en muchos hombres. “El desarrollo de nuevos modelos familiares, por ejemplo, está haciendo cada vez más presente al hombre dentro del hogar, implicándole en funciones o tareas que anteriormente quedaban fuera de la manera de asumir el cuidado dentro de la familia. Estas nuevas demandas familiares, sociales y culturales están empujando a los hombres fuera de su rol tradicional, de forma que en muchos casos quedan sin saber muy bien lo que se espera de ellos y en ocasiones en conflicto con su rol de hombres, como padres, parejas, amigos o compañeros”, explica el psicólogo Javier M, miembro de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG).

Esta situación, según el experto, demanda a los hombres “una actitud de pararse a sentir, pensar y tomar conciencia antes de actuar” para, de esa forma, “poder encontrar un modo más satisfactorio de adaptarse a la sociedad actual”. Una demanda que no siempre es fácil atender ya que, como explica el miembro de la AETG, muchos hombres que acuden a consulta llegan “desconectados de la parte emocional, de su mundo interno”, lo que les deja “desprovistos” de un recurso “esencial” para reflexionar sobre su vida e, incluso, para reflexionar acerca de su propio malestar.

El importante papel de los psicólogos y terapeutas

Para Javier M, los psicólogos y terapeutas tienen un papel “fundamental” en el acompañamiento en este tránsito hacia nuevos modelos de masculinidad que, queriendo o empujados por la realidad, están haciendo muchos hombres. “Como terapeutas podemos hacer una labor muy importante que contribuya a promover otros significados de género, permitiendo de esa forma a los pacientes integrar diferentes “voces” y formas de mirarse a sí mismos y a su historia”, asegura el experto, que considera que, desde su posición, los psicólogos pueden ayudar también “con el peso de los discursos sociales que definen y limitan la identidad de la persona en base a quienes nos dicen que tenemos que ser, en vez de en base a quienes somos o quienes decidimos ser”.

A ese respecto, para el psicólogo, en la consulta, más que encuadrar la masculinidad como eje vertebrador de la terapia, “se trata de poder hablar de las propias dificultades, limitaciones e inquietudes en la forma de relacionarse con esta nueva realidad”, teniendo en cuenta que por parte de muchos hombres “hay una necesidad de encontrar un espacio sin juicios o exigencias”.

El experto señala también la importancia de acabar con el dilema entre fortaleza o debilidad, una dualidad que en su opinión “puede resultar una trampa” tanto para los hombres como para las mujeres. “En la propia división entre fortaleza frente a debilidad dejamos fuera de la ecuación dos aspectos básicos de la naturaleza humana: la fragilidad y la vulnerabilidad. Estos son dos aspectos que entroncan con nuestra capacidad para conectar o necesitar de los demás, ya sea en una mirada consuelo, de complicidad o simplemente para sentirnos exitosos o amados”.

Para el miembro de la AETG, la tradicional idea de autosuficiencia heroica en contraposición a la debilidad puede dejar a los hombres “desconectados dentro de una visión individualista de las relaciones con los demás y con nosotros mismos”. En ese sentido, considera que el reto sería poder integrar ambos extremos. “Como decía Fritz Perls, creador de la Terapia Gestalt, a través de la integración de opuestos completamos nuevamente a la persona”, concluye.

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