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El cerebro de la madre cambia durante el embarazo

Un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience y dirigido por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona y el Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques (IMIM) muestra por primera vez que el cerebro de las gestantes se reduce en áreas relacionadas con la empatía. Esta disminución en las conexiones neuronales de la madre optimizaría ciertas funciones, como interpretar los estados mentales del hijo o anticipar posibles amenazas del entorno así como la forma de interactuar con el niño.
En el estudio se realizaron resonancias magnéticas del cerebro a 25 mujeres antes de quedarse embarazadas y después de tener al bebé. Los investigadores también escanearon la cabeza de los futuros padres. Como grupo de control, también tomaron imágenes de los cerebros de una veintena de mujeres y otro tanto de hombres que no habían tenido hijos.
El estudio desvela profundos cambios físicos en el cerebro de todas las mujeres durante el embarazo. En particular, detectó una marcada disminución de la sustancia gris en determinadas áreas de la corteza cerebral y no en otras. Las imágenes mostraron esa retirada de conexiones neuronales en zonas que los científicos relacionan con la cognición social, con la habilidad humana de ponerse en el lugar de los demás, de anticiparse a sus intenciones, de leer la mente del otro, es decir, de empatizar.
«A mayor eficacia cognitiva, menos sustancia gris. Es lo que llamamos poda adaptativa», dice el investigador de Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y coautor de la investigación, Óscar Vilarroya. La investigación mostró que esa reducción no va en detrimento de las habilidades cognitivas de las madres. Las gestantes obtuvieron la misma puntuación en varios test que las mujeres del grupo de control.
Esta disminución de las conexiones cerebrales solo es cosa de madres. Las imágenes del cerebro de los padres no mostraban diferencias ni respecto de las de los otros hombres ni con las que les tomaron antes de ser padres.
Ambos hechos llevan a los investigadores a apostar por una conexión entre las hormonas, cambios físicos y cambios funcionales. «La inundación de hormonas que proceden del feto cambia el cuerpo y cambia también el cerebro», opina Susanna Carmona, investigadora de la Universidad Carlos III y del hospital Gregorio Marañón y coautora del estudio.
Asimismo, Erika Barba, coautora e investigadora de la UAB, asegura: «los cambios en el cerebro afectan a áreas asociadas con funciones necesarias para gestionar los retos de la maternidad». En esa línea podría ir otro de los resultados de esta investigación pionera: Dos años después del nacimiento, la mayoría de las madres se sometieron de nuevo al escáner cerebral. En todas, los cambios seguían ahí.
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