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El gran reto pendiente de las especialidades enfermeras es su visibilización y reconocimiento

Por el 26/10/2023
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El Colegio de Enfermería de Bizkaia (CEB) ha acogido una jornada monográfica sobre especialidades de enfermería, organizada por la Academia de Ciencias de Enfermería de Bizkaia (ACEB). La jornada, que ha tenido como objetivo «abordar los principales retos para cada una de las especialidades de enfermería desarrolladas en la actualidad», fue moderada por la Dra. Verónica Tíscar, presidenta de esta entidad y contó con la presencia de María José García Etxaniz, presidenta del CEB.

Tal y como indicó Verónica Tíscar en el inicio del acto, la normativa legal estatal reconoce siete especialidades de enfermería: enfermería obstétrico-ginecológica, enfermería geriátrica, enfermería pediátrica, enfermería familiar y comunitaria, enfermería de salud mental, enfermería del trabajo y enfermería en cuidados médico-quirúrgicos, «aunque esta última se encuentra actualmente pendiente de desarrollar y publicar. La formación especializada permite adquirir a las y los enfermeros las competencias necesarias para desarrollar su trabajo con la máxima calidad, aportando un cuidado experto y de excelencia a la ciudadanía a la que atiende».

Primera mesa

La jornada se estructuró con dos mesas redondas de tres ponencias cada una, correspondientes a intervenciones de distintas especialidades enfermeras. La primera mesa redonda comenzó con la ponencia ‘Especialidad de enfermería pediátrica, asegurando cuidados enfermeros de calidad en la infancia y adolescencia’, a cargo de Garbiñe Pérez Llarena, enfermera pediátrica y tutora principal de enfermeros internos residentes de Enfermería Pediátrica.

Según manifestó, «a pesar del recorrido histórico de la enfermería pediátrica, sigue siendo una especialidad aún desconocida. En el momento actual se dispone de un itinerario formativo muy organizado y completo basado en la adquisición de competencias por parte de los especialistas en formación para poder poseer los conocimientos necesarios para administrar cuidados de calidad a los pacientes pediátricos».

En este sentido, puso de relieve que «el paciente pediátrico es cada vez más complejo, con enfermedades crónicas» y que necesita «unos cuidados enfermeros específicos, no siendo nunca un adulto en pequeño, ya que tiene sus peculiaridades propias».

A pesar de ser una especialidad reconocida oficialmente por el ministerio de Sanidad y contar con un itinerario propio de formación, «no hay bolsas específicas y ofertas de empleo público de la categoría instauradas en todas las Comunidades Autónomas, constituyendo un agravio comparativo con otras especialidades enfermeras».

Garbiñe Pérez Llarena acabó recalcando que «visibilizar la especialidad de enfermería pediátrica, su importancia y potencial, es indispensable para mejorar la calidad de los cuidados que reciben los pacientes pediátricos en nuestro contexto sociodemográfico. El reconocimiento de esta especialidad debería ser una estrategia prioritaria de los servicios de Salud a nivel estatal».

La segunda ponencia de la primera mesa fue ‘Desarrollar la capacitación de las enfermeras Familiar y Comunitaria: mejorar los resultados en las y los pacientes’, impartida por la Dra. Marisol Díaz González, coordinadora de la Unidad Docente Multidisciplinar de Atención Familiar y Comunitaria de Bizkaia.

Ante los presentes, puso de relieve que las enfermeras familiares y comunitarias han seguido un proceso de formación «que las conduce a ser referentes entre las profesionales del cuidado de la salud, en la familia y en la comunidad. Un cambio significativo que entraña la especialidad, es la preparación en la práctica basada en evidencia, habilidades de investigación, colaboración y práctica en equipo».

Para la experta, a medida que los sistemas sanitarios se hacen más complejos, «se requiere de competencias que mantengan al día los cambios y que respondan al pensamiento crítico, liderazgo y colaboración interprofesional. Las enfermeras de atención familiar y comunitaria tienen un efecto directo en la atención a los y las pacientes, están en primera línea. La evidencia sugiere que el acceso a una atención de calidad puede expandirse aumentando el número de enfermeras y enfermeros, con ahorro además de costos para la sociedad. Si bien estas enfermeras y enfermeros deben alcanzar niveles más altos de educación y capacitación, como son las competencias que alcanzan en áreas como la atención primaria y la salud comunitaria. Deben demostrar nuevas competencias para mejorar la calidad, gestión de la atención, además de la investigación, y así proporcionar una atención segura, centrada en el paciente, accesible y equitativa. Esta transformación requiere del sistema de salud, y en atención primaria en particular, un replanteamiento de las funciones de muchas profesionales», puntualizó.

La tercera y última ponencia de la primera mesa redonda de la jornada terminó con ‘Experiencia en la formación de especialistas en obstetricia y ginecología (matrona) y retos actuales de la profesión’, a cargo de Mónica Blas Robledo, matrona de IMQ, así como tutora de residentes de la especialidad y profesora en la Unidad Docente de Matronas del País Vasco.

Mónica Blas destacó ante los presentes que «la Unidad Docente de Matronas del País Vasco lleva ya formando a treinta promociones con el sistema de enfermería interna residente (EIR). En la actualidad, son 24 EIR por año en los cuatro hospitales principales de la red de Osakidetza, junto con todos los profesionales de los centros de salud, que también participan en su formación». Además, informó de que la parte teórica de esta formación «ocupa el 26% de sus horas a lo largo de los dos años que dura».

Para la matrona, la especialidad de enfermería obstétrico-ginecológica (matrona) «está en continuo avance junto con las demandas de la población, mujeres, madres y familias, y adaptándose a nuevos escenarios como el descenso de la natalidad, el aumento de las mujeres en edad menopáusica y la cobertura de sus necesidades, o el repunte de las infecciones de transmisión sexual, así como la necesidad de una mayor y mejor educación afectivo-sexual, entre otros aspectos».

Segunda mesa redonda

La segunda mesa redonda se abrió con la charla ‘Cuidando a las personas mayores con manos expertas’, a cargo de Jonathan Caro, enfermero especialista en geriatría. En su intervención, justificó la necesidad de que sean los enfermeros y enfermeras especialistas en geriatría los que cuiden a las personas mayores, especialmente con enfermedades neurodegenerativas. Para ello, realizó un breve recorrido sobre el pasado de la geriatría, la situación actual en la que se encuentra la enfermería geriátrica y las necesidades de cuidados de la población mayor en el futuro más cercano. De la misma manera, habló de las oportunidades y amenazas que se le presentan a la enfermería geriátrica.

En relación con este último aspecto, expuso que el envejecimiento poblacional «conlleva un aumento de personas mayores con comorbilidad y con necesidades específicas; esto hace que la presencia del enfermero o enfermera especialista en geriatría se haga cada vez más necesaria. Además, una sociedad cada vez más exigente puede impulsar el crecimiento de nuestra especialidad así como la creación de unidades hospitalarias y extrahospitalarias específicas para las personas mayores con patología geriátrica».

A continuación, el Dr. Javier González Caballero, enfermero del trabajo, tutor de residentes en la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, expuso a los presentes la ponencia ‘La enfermería del trabajo, una evolución histórica con perspectiva de compromiso social’. Según aseveró, la enfermería del trabajo se encuentra en una «posición privilegiada» para identificar las necesidades de la población laboral en el ámbito de sus competencias.

«En los distintos escenarios posibles del futuro de la actividad laboral, los factores relacionados con la globalización, los cambios demográficos, la utilización masiva de la tecnología, la digitalización de un número significado de procesos, el carácter multidisciplinar del abordaje de la atención al trabajador y unos planteamientos próximos a la salud pública, determinan un nuevo enfoque de la seguridad y salud ocupacional y suscitan un debate ético. En esta realidad socioprofesional y laboral, la intervención de la enfermería del trabajo tendrá un sustrato de actuación basado en una atención integral, segura, colaborativa, coordinada, de calidad, centrada en las personas y basada en la mejor evidencia científica disponible», puso de manifiesto el también vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Enfermería de Bizkaia.

La mesa redonda y la jornada acabaron con la conferencia ‘Salud Mental: del aislamiento social a la convivencia’, pronunciada por Baltasar Gómez Galán, enfermero especialista en salud mental y coordinador de la sección de salud mental del Colegio de Enfermería de Bizkaia, cuyo contenido repasó la evolución del cuidado en salud mental en la últimas décadas.

En palabras de Baltasar Gómez, «estamos en un momento de convergencia en la humanización de los cuidados y el desarrollo normativo cuya base son los Derechos Humanos. Juntos han establecido un nuevo paradigma en los cuidados especializados en salud mental, poniendo de manifiesto que una de las funciones principales de enfermería es el acompañamiento de la persona enferma, ayudándole a lograr su proyecto de vida».

 

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