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La embolización arterial consigue una mejoría clínica en 8 de cada 10 pacientes que padecen ‘hombro congelado’,

Por el 05/09/2023
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El hombro rígido idiopático, también conocido como ‘Hombro congelado’ o capsulitis adhesiva, es una patología que puede afectar hasta un 5% de la población (se ha observado con mayor frecuencia en mujeres de entre 40 y 70 años, en pacientes diabéticos o con patología tiroidea y en fumadores) y que en la mayoría de los casos aparece de forma espontánea, sin causa conocida. Esta afección se produce por el engrosamiento inflamatorio crónico y fibrótico de los tejidos que forman la cápsula que envuelve a la articulación glenohumeral del hombro. Esto lleva al desarrollo de nuevos y finos vasos arteriales y capilares que provocan irritación sobre las terminaciones nerviosas adyacentes, y también facilitan la llegada y acúmulo de factores inflamatorios en estas zonas.

“Es una patología bastante incapacitante que suele comenzar ocasionando un importante dolor en el hombro, incluso en reposo, de predominio nocturno, lo que dificulta el sueño y el descanso del paciente. Este dolor inicial continúa con una creciente limitación en la movilidad, presentando los pacientes gran dificultad para levantar el brazo o separarlo del cuerpo, lo que les impide llevar a cabo acciones sencillas como peinarse o abrocharse el sujetador”, explica el doctor Óscar Balboa Arregui, exjefe de Servicio de Radiodiagnóstico del Complejo Asistencial Universitario de León y miembro de la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI), que señala que, como generalmente no se conoce la causa concreta de la lesión, a veces resulta “muy difícil establecer una solución específica y eficaz” para la dolencia.

Por regla general, a las fases de dolor y limitación de la movilidad del hombro (que en algunos casos pueden prolongarse durante 2 o 3 años), les suele seguir otra fase de recuperación, a la que según Balboa Arregui “contribuyen las opciones de tratamiento conservador”, que acostumbran a ser los primeros tratamientos que se aplican en pacientes con ‘hombro congelado’. Entre ellos, estarían la medicación analgésica y antiinflamatoria oral, el tratamiento de fisioterapia y de técnicas de rehabilitación, las infiltraciones locales o la hidrodilatación de la cápsula articular.

Hasta hace relativamente poco, si no se conseguía una mejoría clínica con estos tratamientos conservadores, las únicas alternativas eran la manipulación forzada de la articulación bajo anestesia general y/o la cirugía para la resección de la cápsula engrosada. “Aún así, hasta un tercio de los pacientes no responden bien a estas soluciones o recidivan, por lo que se han ido desarrollando nuevas alternativas terapéuticas, entre las que se encuentra la embolización arterial”, apunta el portavoz de la SERVEI, un procedimiento que se describió en Japón en 2014 y que el propio doctor Balboa fue pionero en realizar en España desde mediados del año 2015. Se trata de una intervención que suele durar alrededor de dos horas y que puede hacerse con anestesia local y sin necesidad de ingreso hospitalario.

“Esta alternativa terapéutica puede realizarse cuando las medidas conservadoras no han resultado efectivas y antes de los procedimientos quirúrgicos, y consiste en bloquear el flujo sanguíneo de las arteriolas que dan riego a la cápsula articular inflamada mediante el uso de finos catéteres guiados con imagen radiológica», explica el experto, que destaca que desde que empezó a aplicar esta técnica en el Complejo Asistencial Universitario de León ha observado “mejoría clínica” en una media de 8 de cada 10 pacientes tratados con embolización y que continúan posteriormente con tratamiento rehabilitador. Además, añade, la mayoría de estos más de 400 pacientes tratados con embolización se recuperan satisfactoriamente entre uno y tres meses tras el tratamiento.

“En aquellos pacientes con hombro congelado que no responden al tratamiento conservador convencional, se puede considerar la embolización como alternativa terapéutica porque hemos visto que puede conseguir disminuir el dolor y aumentar el rango de movimiento articular si se mantiene el tratamiento rehabilitador tras la embolización. Además, se trata de un procedimiento seguro que podría realizarse de modo ambulatorio y con muy escasas recurrencias tras la mejoría clínica”, concluye el doctor.

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